En la villa sepultada.
Lujo terreno que la tierra engulló.
Acontecerá la ráfaga que inicie el ciclo de las profecías.
Ceremonia expiatoria y demencial.
Allí se torcerá lo torcido.
Se viciará lo viciado.
Se rendirá lo rendido.
Nada escapa al control del supremo.
En todas partes hay ojos y oídos.
Plegarias en infame staccato.
Marros de aristas cortantes que nos obligaran a tragar.
Que lejana queda la belleza.
Que lejana siento la pureza.
Que distante estoy de Dios.
Corrientes de aguas frías.
Caminos de aguas frías.
Pies descalzos que siento fríos en el camino de resbaladizos cantos.
Pavimenta la calzada de tropiezos la sangre de los que tropiezan.
Agua y sangre que en esta cuesta en nada se trasmutan.
Camino sin Dios.
Camino sin esperanza.
Camino sin fe.
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