Catastrófico sarpullido retrobarroco.
La España cañí está de enhorabuena, acaba de nacer una Infanta, la Infanta Elena Nevado.
Sin mucha fortuna y en un entorno adverso lució bajo las torres de Cáceres, lució palmito la nueva Infanta rodeada del descriterio de los que en la misma tribuna, practicaban un estilismo muy dispar. Los protocolos no son corset, ni son la justificación de está estética de chiste, títere y chanza.
Hay estilismos que solo los soportan los Grandes de España y si no se es tan grande, se es discreto, que no están los tiempo ni para yesca, ni para fanfarrias.
No nos sorprendamos del pirómano PODEMOS cuando determinados politicos que cuecen habas, se exhiben en los palcos enfundados con el sarpullido de las alharacas.
No son nada acertados los aciertos, de determinadas ACCIONesA, coma para que la alcaldesa se nos vista de largo y de CORTE DEL REY, Felipe VI, cuando se nos ha cortado el bien estar a los habitantes de la ciudad con las subidas de luz, de la nueva e ilegal concesión, litigada a día de hoy en los tribunales, o con las subidas de impuestos de bienes inmuebles, que convierten a nuestro ayuntamiento en un usurero gestor, que nos cobra renta por vivir en nuestras sudadas casas.
Ser madrina y presidir procesiones, no es una gestión que se deba ejercer con ruido, dado el clamor que hay en la calle, de hambre por cobrarse las estafas de estos tiempos tan tuertos, que el PP entro para enderezar y no endereza.
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