Tanta queja me provoca lamento.
Tanta queja sobre mi volátil valía.
Ego expansivo que asfixia a los pequeño y petulantes egos.
Y yo me ahogo con tanta queja.
Y yo me duelo de tanto reprimir mi ego.
Más con mi ego aplacado sigo siendo asfixiante.
Porque no es cuestión de tener un ego gigante.
Si no de seguir siendo brillante con un ego menguado.
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