Mauricia Teresa Branvon Ambras, nunca tiró piedras sobre su propio tejado, nunca permitió que las lenguas zafias de la Calle Sorrento, denigraran a ninguno de sus extraños vástagos. El amor es prodigio, el amor es quimera, es fidelidad y locura y no con siente ultrajes ni a la peor de las raleas.