Reloj de torre de iglesia

Tiempo de arena que se escapa entre las manos.
Tiempo de sol que se pierde en las sombras.
Cuentas de barro que en mis letanías cuento.
Sangría de soles de esfuerzo.
Esforzada proeza ponerme en pie todos los amaneceres.
Sin desidia.
Sin pereza.
Con diligencia.
No es solo mi tiempo es el tiempo de todos.
De todos los que habitan mi casa.
Y a todos ellos le doy su debido tiempo, su debida dedicación, su debido afecto.
Reloj de torre de iglesia que decides cuando llego nuestra siega.
Con tu campana de duelo.
Con tu doblar de tristeza.

Plúmbeos susurros

Lance desmoralizador del destino.
Atónito ante tanta señal que nadie interpreta.
Muerto sin vivir entre cifras, números y vencidas letras.
Despojo despojado de humanidad.
Avena loca, cardo cicuta.
Perdido en el mundo de los ambidextros.
Tibios, necios, convenenciosos.
Susurros en el verde invasor, en el verde colonizador.
Refugio de anacoretas.
Columbarios de raíces, de cenizas, de ángeles que me dieron la vida.
Nada ligero, todo muy plúmbeo, toxico y cenagoso.

Trucos

Por el cielo volando iba la verdad hasta que la asesinasteis.
La llave de la vida abre la puerta de la muerte.
Casa llena de trucos.
Trucos para ante la catástrofe no alarmar.
Reencarnación, en al nueva carne el nuevo espíritu.
Fuera de los caminos se puede desaparecer.
Son las rutas las que determinan los asentamientos.
Son los asentamientos los que determinan las rutas.
En lo deshabitado, en lo por habitar.
La inocencia siempre se acaba traumaticamente.
Y cuando se acaba ya no vuelve.
Rastrearé el vaciado de tus huellas.
Plástico interés.
Idílica plasticidad.
Sospechosa es la amnesia que olvida solo lo inconveniente.

Sin anacarar

Palomares de mensajes perdidos.
Amores sin respuesta.
Trenes vacíos.
Salas de espera.
Perdiendo el pulso.
Drama de cabecitas locas.
Vivimos tan rápido, con tanta celeridad.
Se nos va la vida en vertiginosa escorrentía.
Heridas de vapuleo.
Marros cortantes sin pulir.
Sin domar.
Dientes de perro.
Sin anacarar.
Collar de espinas.
Corona de espinas.
Las plantas de mis pies llenas de espinas.
Si pudiera levitar para evitar el dolor de tanto hurgar.

Idolatría

Venceré enfrentando enemigos,.
Siendo tu pesadilla.
Has subestimado mi tiempo libre, lo que me cunde el tiempo.
Besaré los pies del que en el corazón te clave hasta el puño la daga.
Idolatraré su mano, sera la mano de mi nuevo Dios..
Por esa mano cometeré idolatría.
Misericordia Altísimo Señor mio, porque se que te voy a traicionar.
Mano que por mi mano vengaras al inocente.
Al sincero al que esta en gracia de mi verdadero Dios.
Me condenaré en el cobro.
Más sera gustoso el precio.
Aunque martirio eterno, sera mi dicha eterna.
Caro muy cara, capricho de ojo por ojo.
Sacrificio en aras de una consecución mayor.

El trofeo

Sin un patrón propio de comportamiento.
Atónito te observo.
¿Cual es el mejor sitio para esconderse.?
Escóndete detrás de ti mismo.
Nunca te encontrarán.
Nadie busca detrás de la verdad.
Nadie cree en la verdad.
Solamente buscamos ser reverenciados.
Vestidos, ornados con vistosas falsedades.
Buscamos ser noticia.
La palmada en la espalda.
La medalla.
El trofeo.
El éxito.
Ganar.
Ser el primero.
El reconocimiento.
Ser la cúspide.
Estar en el podio.
Tener peana.
Un altar.
Un hueco en la historia.
Traspasar el umbral de nuestra finita vida.
Y por conseguirlo mentimos, ocultando todas nuestras tragedias y miserias.

Sin ruido humano

Entre celindos, limoneros e higueras.
Entre rantonettis, buganvillas y naranjos.
Así son mis días y mis lunas.
Entre canes, pájaros y frases.
Así son mis horas.
Felices a solas del ruido humano.

Dos

Ordenando por parejas.
Por convenientes maridajes.
No olvidar en las alianzas.
Vínculos de consecución.
Supeditar.
Subordinar.
Afianzar.
Tálamo nupcial.
Altar de los bellos hijos.
Madeja devanada entre dos.
Dos muy fuerte que rinde a la adversidad.

Foso

Construiré un foso con cocodrilos, para frenar a las rutineras sabandijas.
Bajo la bóveda de lunetos con arcángeles me refugiaré del aguacero de lodos.
Requiebros para azucarar lo nada melifluo.
Frialdad cadavérica en tus caricias.
Suenan a abandono, a compasión.
No quiero vuestra misericordia.
El acueducto de aguas claras me permitirá llegar más allá del monte.
El alfiletero de mi pecho supura de tanto clavado daño.
Manos amigas que ya no volverán a tocarme.
Capilla de exvotos por los duelos que he vencido.
Solo, muy solo, soledad de hombres, acompañado de mis canes, guardianes cerberos de mi averno de gloria.
Sin perturbaciones, imperturbable.
Alfeñiques, petimetres, ya os quede atrás.
En la exuberancia de mis libres plantas, en la libertad exuberante de mis libres canes.

Epicentro

Se alterará la jerarquía.
Los confinados bastardos, confinarán a los legítimos. 
Los fantasmas serán conjurados y volverán sedientos de trastocar más aun el orden preexistente.
Acero llama a acero.
Pólvora llama a pólvora.
El disco solar sucederá en el culto al disco lunar.
Gritos para aplaudir.
Aplausos para gritar.
Nueva ética y nueva estética para los nuevos días y las nuevas noches.
Las hoces cortarán cabezas en lugar de cortar el trigo.
El odio se alimentará de la sangre de las heridas.
Estómagos hambrientos, con hambre de siglos.
Vacíos de revancha.
Y al que sobreviva las heridas se le ulcerarán.
Casas fuertes de llano, fáciles de asediar por los cuatro costados.
La seguridad de la confianza.
La inseguridad de confiar.
En la indefensión es tan fácil rendir.
Victorias a quemarropa.
Desde el interior del santuario, cuando estés rendido de rodillas ante la luna te ametrallaré.
En el centro de la red de conexiones se desencadenará el cataclismo solar.
Estaba allí, vi, vencí.
El centro de poder es del traidor.
Bucle de traiciones.
Bucle de cultos.
Bucle de indefensiones.
Bucle de cautelas.
Ha ocurrido sin que haya sido forzada ninguna cámara.
En la cámara central, centro de todas las cámaras, epicentro de la emanación del poder.
Desde lo intimo del baluarte de la torre de marfil.
Ayer te supeditabas a mi, hoy me supedito yo a ti.

Saquear

En el bosque de lanzas, con el mandato popular.
Castigado en mi esfuerzo por el idilio de víboras.
Osario de ancestros celebérrimos a los que desoímos, creyéndonos adalides de analfabetas cruzadas.
Todo esta en curso y todo cursa con catástrofe y estrépito. 
Tapando miserias con circo, tan antiguo, tan eficaz, tan doloroso. 
En un abrir y cerrar de ojos es posible involucionar tanto.
Ejes de roble, goznes de bronce, espadas de acero, exquisita maquinaria para, de igual modo, descarrilar.
Saquear es tan rentable, lacra prehistórica que mañana aun vigencia tendrá.

Pasajeros

El amor es eterno, los amantes pasajeros.
Vuelo de alturas con poca carga.
Con mudable equipaje.
Con lo justo.
Con el justo.
Discriminando, expurgando, eligiendo, desechando.
Todo tiende a extinguirse, a pesar del empeño en seguir escavando los yacimientos.
Rentas de doliente heredero.
Rentas de heredero con gozo y sin dolor.
Eterno y mudable.
Ciclo de linajes de conveniencia.
Flores de caracolas, pájaros de coral encerrados en el bello cosmos de un fanal.
Todo tiene precio, por todo hay que pagar, bucle de pagos.
Impuestos y aranceles de amor.
Sin muleta, sin capote y con una grave estocada.
Quimera voluble y caprichosa, que abandonas o te abandonará.

Motas de polvo

No hay cámaras secretas que no terminen abriéndose.
¿Que escondes en ellas.?
La verdad siempre aflora entre las sombras.
Las motas de polvo te incriminarán.
Logias secretas de milicianos crueles.
Vínculos de confraternidad.
Escala de valores confusa y acomodaticia.
Todo en aras de lograr, todo en aras de rendir.
A empellones no se alcanza el amor.
A empellones se alcanza el temor.
Extraños lectores de principe.
Espantosa oscuridad perenne sin caricia y luz.

quizás te ayudarán

Si rezas a los muertos quizás te ayudaran.
Pero no en el luto de los ramos grandes, de las coronas grandes, en el exhibicionismo del oropel de las falsas frases de afecto, impresas en falso oro.
Salvar la vida perdiéndola, en la selva de rosas.
El amargo lamento del amor incondicional.
Que es malgastar, asumir  y tirar para delante, con la tomada decisión.
Talento malgastado, en los cacareos de otros, que no viven su vida y dan directrices para que vivas la tuya.
Es necesario cerrar pozos negros, zanjas de muertos, pudrideros de ideales y deslastrado andar.
Hacia el derroche de luz del altísimo.
Te seré leal en cualquier foro, no te negaré en ninguna encrucijada.
No será la desafección un tropiezo en el camino.
Y llegaré a los grandes lagos de aguas claras, donde las sirenas se asolanas al sol.
Lejos ya de los barrios bajos, donde violencia sofoca violencia.
Donde la nueva sangre tapa la sangre añeja.
Aquí en las alturas indescriptiblemente nada importa.
Sin cisternas de rencor, sótanos anegados de lagrimas, que no se corrompen en la oscuridad de lo oculto, duelos de interior sin coronas y frases lapidarias.
Ya no me dañan los escrúpulos de las guarras, ni sus ladridos de caterva de hienas.
Lejos del sistema que protege y ampara la calumnia.
Ya nada temo tras andar y andar y ahora flotar en las aguas del olvido, del olvido salvífico.

Camináis conmigo

Sin atisbos de magnanimidad.
No es falta de tacto.
Es maldad en las espinosas palabras intencionadamente envenenadas.
Tumultos de pregoneros, que como maleza arrasan y enlodan el pulcro trigo.
Reguero de clavos en mi camino.
Luces de atardecer que me permiten sondear tus resquicios de abismo.
Has estado allí, y regresas envuelto en los vahos de la bajeza.
Virtuoso vicio de aritmética asesina.
Sombras pesadas y fantasmales en mi alcoba.
Espectros esquivos en mis espejos.
Crujir de vigas y puertas.
Espías que duermen entre mis blancas sabanas.
Os siento, os presiento.
En el frío aire que besa mi nuca.
En el amenazante arabesco rojo del amenazante papel pintado del salón.
En la fuerza cautiva que hace crujir el suelo a cada paso que doy.
Camináis conmigo, estáis en mis sueños y en la intangible realidad de mis días.