martes, 7 de octubre de 2014

Solo es eterno Dios

Los espíritus no mueren.
Solo mueren los obreros de la mies.
El trigo viejo entrega su vida en el surco para que nazca el trigo nuevo.
Solo es eterno Dios.
Nuestros cuerpos, peones al servicio del loable fin, son efímeros.
Efímeros portadores del legado de fe.
Legado que se perpetuará y acrecentará en el campo labrado por nuestras obras.
El amor siembra amor y solo nace amor.
Nada teme el que rectamente obra.
Nada teme el que cuando se tuerce, enmienda y del tropiezo se compadece.
Humanos empapados de una fuerza divina.
La fuerza del amor.

Riesgos de AMOR

Las catástrofes hacen aflorar las virtudes, pero también las miserias.
Sorprende ver tanto miserable, que sin ninguna empatía, solo les preocupa el Ebola porque amenaza con llegar a sus casas.
Que se mueran en África, que se mueran sin que yo los vea, que no los traigan a España, que no son de mi familia, que ni me duelen, ni me importan.
El Ebola llegará a Europa y Europa lo tiene merecido, por no frenarlo en África.
Y salvar a los infelices que no tienen recursos, y salvarlos no solo del Ebola, si no del hambre, y de mil enfermedades más que nada nos importan.
Solo tiene miedo a la muerte el miserable. porque el legado que deja es de miseria.
No abandonan los barcos los fieles tripulantes, lo abandonan las ratas.
Los que cuidan enfermos cobran por ello y ese es el riesgo que tienen, los que apagan incendios pueden morir abrasados, los pescadores ahogados, así sucesivamente, son los riesgos laborales, lo que les ocurrió a los misioneros muertos no son riesgos laborales, son riesgos de amor.

Cuida lo que dices

Cuida con quien hablas.
Cuida lo que dices.
Las paredes oyen.
Las esquinas reverberan.
Aun sin salir frases de nuestras bocas.
Siempre hay alguien dispuesto a decir que han salido.
Máxime si certeramente las han oído. 

lunes, 6 de octubre de 2014

El calculo

Tras la virginidad siempre está el calculo.
Es la perfección un proceso matemático.
Tras la belleza está la exquisitez de los ángulos.

Panoplia

Panoplia de vanidosos.
Se desangra en plaza publica el hermano.
Y el vulgo mira y hace calceta.
Que miserable es el que tiene como hobby aplaudir escarnios.
Que valiente es el que opina contra corriente.
A sabiendas de que terminara desangrado entre aplausos de miserables en la plaza.

Que los atroces den gracias a Dios, Él les permite vivir y les perdona


Suele ser proporcionar el miedo a morir a la mediocridad del individuo.
Cuanto más mediocre más miedo.
Suele ser proporcional la falta de empatía a la zafiedad del sujeto.
Cuanto más zafio menos empático.
No sentir el dolor del otro es rastrero.
No hacer nada para aliviar ese sufrir es vil.
Mundo de viles.
Primer mundo lleno de zafios que tienen un atroz miedo a morir.
Lo que menos vale es lo que más demanda.
Lo que menos vale es lo que más se queja.
Si fuera por mi, morirían todos los mediocres sin empatía de Ebola.

La pared del huerto

Era la hiedra la que cinchaba la pared.
La alta tapia del huerto.
La repentina verticalidad que debían sortear los pájaros.
Los pájaros ladrones de higos y lujuriosas manzanas rojas.
El verde abrazo murió y reventó el cíngulo protector.
Reventó en el dolor que es afrontar la defensa de la debilidad, uno solo.
Ningún abrazo es terno, ningún abrazado se deja abrazar siempre.
Era la hiedra la protección de la protectora alta pared de huerto. 

Galope robado

Huele la jaca vieja a galope robado.
Galope robado al tiempo.
A la apariencia de tiempo.
Espacios acicalados en las invisibles costuras.
Acicalados con el perfume de la juventud.
Rosa ajada que rociada con la frescura del capullo.
Vence al tiempo y sale victoriosa en la arena del complicado circo.

Amor entre cuerpos normales

El amor son estrellas, estrellas en el corazón, el amor es ese ritmo más rápido que enciende de rubor nuestras mejillas, es el hilo de voz que se quiebra en la corta distancia, al sentir el aroma, el hálito de ese beso que cerrando los ojos se da, en un silencio que se hace infinito, atemporal.
Ella también sabia que el lo sentía, y eran conscientes que demoraban el desenlace en un cortejo sin palabras, en un brillo de diamantes en el iris de color indefinido, que es el color del amor.
Ellos sentían amor entre cuerpos normales. Unos cuerpos, en los que es sincero el amor, cuerpos sin las estridencias del acicalamiento desmedido, cuerpos que no mentían en su edad, la bella edad de la madurez, la bella edad de haber tropezado, la bella edad en la que tras el duelo se vuelve a creer.
Creían en envejecer juntos, en velarse los sueños, creían en espantarse el uno al otro las tormentas que nos llegan por el hecho de vivir.
No se habían tocado aun, pero se conocían, se exploraban en las mañanas ardientes, en las que ansiaban llegar a la oficina para volverse a ver.

La cartografía de mis debilidades

Sé que mis amigos conocen la cartografía de mis debilidades.
Sé que conocen las claves para infringirme dolor.
Pero ellos bien saben que ese dolor es de amigo.
Porque cuando cursas baja en el pequeño circulo, de nada vale esa cartografía.
Ese plano de mi ciudad interior.
Al ser enemigo quedas fuera de la ciudadela de amor.
Y luchas contra las murallas de mi coraza exterior.
Fuera de mi reino.
Fuera del reino de mis amigos.
Fuera de las fiestas que con ellos doy.

De bagatelas y fruslerías

En la vitrina de las bagatelas leo mis días.
Entre cristales guardo mis frutos. 
Los que ponen en pie mi pasado.
Los que impiden mi olvido.
Los que me permiten vivir mil veces.
Urraca de brillos, que nunca da por amueblado el nido.
Cuarzos lechosos, morados y de humo.
Calcedonias y callos de galopes pasados.
Llaves de calcinadas puertas.
Sonajeros de niños santos.
Medallas gastadas, de besos al amante no dados.
Anillos rotos de tanto fregar escaleras.
Alianzas de amores de antes.
Lazos de raso para brillar en misa.
Detente enemigo que el Corazón de Jesús está conmigo.
Todo un ayer de fruslerías que cuentan mis horas.


domingo, 5 de octubre de 2014

Sin virtud

Disfrazaré con brillos metálicos mi virginidad.
No me puedo permitir que conozcan mi secreto.
Lo que aun conservo, lo que pregonan que nada vale, pero todos buscan.
Defenderé como lobo mi tesoro de cordero.
Siempre he huido de las corrientes.
De las puertas abiertas que todos transitan.
De los placeres de los que todos disfrutan.
Son los difusores de vicios los que se aseguran caladeros de incautos.
Si haces creer que la virtud, ya has perdido, ya nadie buscará en ti la virtud.


Él se lavo las manos después de crear


Como en la niebla ahuyentaré las desdichas.
El pesar de las horas de plomo.
De las noches largas que crecen.
Como conseguiré vivir sin dolor y con libertad.
Me bañaré en el lago de la mística, en los acordes de miel.
Balneario de tibieza, de rosas que con caricias sanan mi zozobra.
Compatibilizaré lo incompatible.
La ciencia sólo describe.
Y yo en estás horas largas necesito pensar.
Está lo ininteligible en la puerta de mi casa.
Lo ha traído la noche, la noche de los sueños y las penas.
Me corteja la duda.
Y la duda cimienta mi credo.
Sólo Dios, cuando cierro los ojos, me acerca a la fuente madre.
A la fuente donde Él, se lavó las manos después de crear.

El hoy es mañana, el mañana es hoy

La atmósfera del escritor.
Es la atmósfera del profeta, visionario y vidente.
Porque aunque escribe sobre el hoy y el ahora.
Sus textos tendrán vigencia y describirán el mañana.

Languidece el bosque

Languidece el color del último bosque.
Firmamento encarcelado por mi ventana.
Tarde que llega pronto.
Noche que madruga en sus horas de reino.
Más largas, más negras.
Polisón de nardos.
Porcelana opaca que mengua en la resina oscura.
Son los últimos segundos de luz.
Serán ahora las ventanas encendidas las que delaten, que hay poca vida.
Muere el día.
Y nace la soledad de los iluminados vanos, de los enormes edificios.