Irsia Carolain Sprimbol
sábado, 12 de noviembre de 2016
Si no me es placentero
" Mi vida es un abrazar sin complejos, y tras abrazar, si no me es placentero, desdeñar."
Irsia Carolain Sprimbol
Irsia Carolain Sprimbol
Escombro de soberbia
Soy madrugador escombro, que busca la sombra de la raquítica araucaria.
Amanece con la bruma del oscurecer.
Amanece con el dolor de un parto huero.
Amanece y no tengo ya ni bastón, ni perro.
Me ciega la abrazada ignorancia.
Me ciega la elección desacertada..
Cerrado a la guerra.
Cerrado a la mano suave.
Cerrado al beso amigo.
Escombro de torre soberbia.
Escombro de soberbia.
Ruina sin puertas abierta a la heladora intemperie.
Hijas del pantano
Hijas de la negrura del pantano, las llamaban en la puebla, hijas sin padre, hijas de los múltiples fornicios. Las encopetadas arpías de la puebla siempre fueron crueles, siempre las desollaron en el atrio, al salir de la misa de domingo, tras comulgar. Dios nunca les abraso la lengua mientras criticaban a las morenas del pantano, a las hijas de sus esposos, a los vástagos surgidos de sus inconfesables vicios.
Marta, Irene, Alejandra y Jacinta, eran impermeables a las miradas de los enlacados varanos, de las hienas que en corros se reían de su bastardía. Ciegas de soberbia las envaradas matriarcas, en sus criticas, reconocían el dolor de sus fríos y vacíos lechos, y el más duro dolor, de ver como incluso sus hijos corrían a La Casa de la Laguna, a saciar el picor de sus entrepiernas.
Marta, Irene, Alejandra y Jacinta, eran impermeables a las miradas de los enlacados varanos, de las hienas que en corros se reían de su bastardía. Ciegas de soberbia las envaradas matriarcas, en sus criticas, reconocían el dolor de sus fríos y vacíos lechos, y el más duro dolor, de ver como incluso sus hijos corrían a La Casa de la Laguna, a saciar el picor de sus entrepiernas.
De empalago y putrefacción
Me descompongo el los silenciados lamentos.
En el falaz y urticante tacto.
En la parra desnuda que se repliega en invierno.
Piel áspera que esconde tesoros.
Piel de sombra que brilla con su propia luz.
Apariencias, teatro chinesco.
Almizcle que empalagoso tapa putrefacción.
La tensión de las medidas.
Las tensas formas ante la medición.
viernes, 11 de noviembre de 2016
El precio de perder
No tiene ninguna grandeza la miseria.
No tiene riesgo la hipocresía.
Filas rotas por la soberbia.
Nos exponemos en exceso.
En los excesos nos exponemos.
Ya nadie frena las carreras.
Ya nadie coge puntos a las medias.
La única forma de valorar es perder.
Y pagar el precio de volver a lograr.
El artero Aurelio
Todo lo que se tira a los pozos para hacerlo desaparecer, la rebañadera lo hace aflorar.
Nada permanece oculto para siempre, los farsantes hablan en sueños y los traicionan sus pesadillas.
La lluvia borra las pisadas, pero no borra los delitos, es tiempo y paciencia, e interés en desentrañar. Trabajo y espera, y con mucha paciencia encontrar el hilo y tirar, devanar y llegar al desvelo, a la macula tapada bajo las mil dobles, bajo las mil cautelas, bajo el brillante barniz que refulgente hace creíble la teatral fachada.
Pillar delitos no es fácil, pillar delincuentes es difícil, es difícil pero gratificante, pillarlos cuando ya se veían impunes, se veían a salvo, se veían ufanos disfrutando del rédito de su artera estratagema.
Destejer la red de engaños, de patrañas sembradas en la maraña de los afectos, en la urdimbre de la clientela, esa parentela amplia que encumbra dioses de pies de barro. Destejer y desvelar para que corrido el paño que cierra el tabernáculo, vea el mundo, vean los embaucados, a la bestia que viste ropas de príncipe, al diablo que modoso esconde sus zarpas bajo capas y capas de cal viva.
Buscar la verdad es un camino arduo y placentero, si se ven en él, logros, miguitas de pan que tras comérselas, han regurgitado, forzados por la investigación, los pájaros.
Era muy compleja la euforia que Rebeca, sentía aquella mañana, ya no había red protectora y el salto mortal de su verdugo estaba al caer, era inminente, estaba tan próximo, que ella, ya sentía los ruegos de Aurelio, los sentía en aquel precipicio donde ella y su paciencia lo habían conducido, sentía como caricias, sus lastimeras suplicas, su afeminado gemiqueo, ante aquel abismo infinito, ante aquel cadalso, al que con zafias mañas y calumnias el había llevado a tantos otros, había llevado a los justos que le hacían sombra, a los rivales infranqueables, a todos aquellos seres superiores,que a no ser que el rastrero Aurelio, usara con ellos la difamación y la trampa, nunca hubiera estigmatizado y vencido.
Olvidados morimos
Siempre morimos dos veces.
Siempre hay dos tipos de muertes.
El fin es morir.
Morir al principio o morir al final.
Morimos cuando se nos para el corazón.
Cuando nos abandona el latir.
Cuando nos desenredamos de la fiebre de la pasión.
Pero sobre todo morimos en el mar del olvido.
Olvidados morimos.
Y entonces dejamos de existir.
Sin sombra y sin viento
Todo es interés en la venganza.
Es un suma y sigue vengar.
Amontono leña para quemar brujas.
Sin ruido y sin desaliento.
Sin ruido y sin viento.
Vestido de debilidad me paseo por los muelles.
Me paseo evitando despeñarme.
Me paseo rumiando.
Me enfrió, enfriando la cena.
Banquete de alimañas.
Somos rédito.
Somos en rédito con el que los agravios nos cobramos.
Ámame pero no amanses mi fiera.
No quiero caricias que despierten mi piedad.
Con mi ira voy, con mi ira vengo.
Sin proyectar sombra y sin levantar viento.
jueves, 10 de noviembre de 2016
Alma zángana
Acaríciame y conocerás el laberinto de mi espíritu.
Conocerás las muescas de mi culata.
Conocerás los muertos de mi alcoba.
Vence el miedo a mi fachada y veras que sólo soy escombras.
Soy erial.
Soy corte de serpollos.
Alma zángana
de vicios muy simples.
Riscos de hambre
Busco imperiosamente amparo.
Lo busco exhibiéndome en este mundano escaparate.
Desnudándome tras el grueso y frió vidrio de este ventanal.
Amores distantes, en la enorme distancia.
Me roza el silencio y el eco de mis sollozos.
Barrancos de sumisión.
Riscos de torturadora hambre.
Resaca
Resuena la modorra de las palabras hueras.
La machacona chapa del ruido de charla.
Ruido intenso de pusilánime alma.
Alma de cántaro, de dolor estéril.
Somos estrellas que agónicas fenecen en el mar de la queja.
Sólo la moral resiste el enviste de tanto gemiqueo.
Olas sin sal que minan igual.
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Esperpentos muy divinos
Divas muy esperpénticas o esperpentos muy divinos.
Asola la tragedia los islotes desfavorecidos, ..
los barcos sin puerto,
los puertos de las bajas pasiones,
las pasiones de los altos que se arrastran por los favores del bello cuerpo,
que nació en los arrabales del fango.
Leyes de silencio,
silencio forzado que se salta todas las leyes.
Se enfría la tórrida estridencia de la tóxica concupiscencia.
Alas de córvido
Cobijado bajo el ala del córvido.
La desidia de la horas hueras.
Papos saciados que rumian maldades.
Vicios de bienestar.
Sólo intriga el saciado.
Bajo los margenes del lujo se ampara el delito.
Perverso brillo, chispeante perversión
.
Sangrar
Hay heridas tan profundas que nadie podrá ya sanarlas.
Que nadie podrá cerrarlas.
Sólo queda por ellas sangrar.
La incierta certeza
Que rígidos y cortantes.
Lacerante firme de cortante zahorra.
Lecho duro, firme agrio.
Honduras de deflagración.
Cómo sentir caricias si esta cárcel me enclaustra.
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