viernes, 6 de octubre de 2017
Locura sin perras
Caemos con facilidad en las trampas.
Suculenta es la artimaña.
Dulzor de veneno.
Cepo de ratas.
Somos las mentiras que creemos.
Somos la vulgaridad que comulgamos.
Circo de perras locas.
Locura sin perras que hace circo.
Hay fiestas que terminan en duelo.
Pólvora que lleva al obituario.
jueves, 5 de octubre de 2017
El bochorno tras las bambalinas
La verdad es riada, pero cursa sin ruido, es insultante, pero no es un insulto.
La verdad es confort, la verdad es mi ideología, es mi norte, juego con ella, juego de su parte, está en mi lado del tablero, tiene los colores de mi bando, el color de mi bandera, torres desde las que aireo en el valle, las cuentas sin cuentos.
Nada teme mi verbo rápido, nada teme al infecto, al de entrañas turbias, al del nido de víboras en la cárcel torácica.
La verdad es afilada, es cortante daga. Es estilete que desmonta, la soflama de la calle, con destrezas de cirujano.
La verdad hiere al torpe, al fariseo que en los recodos atraca al tranquilo, al tibio que ha decidido ir de perfil como modo de vida.
La verdad es caramelo de hiel, que reseca la boca del mentiroso y le hace tragar y tragar agua de azúcar, para endulzar su discurso de patrañas, su necedad, su trilera valía, su miseria moral, su raída alma.
No tiembla la voz del valeroso, que aún cubierto de inmerecidas saetas, se sabe sin tretas, ganador de la partida.
La verdad en sentido figurado, golpea la cara del doliente, del indolente cándido, del cándido que se pudre con la arraigada maldad en su pecho, que se descompone porque ha consentido defender con saña y mentira, el telón atroz que esconde el bochorno entre bambalinas.
miércoles, 4 de octubre de 2017
Goebbels
Ni Goebbels hubiese urdido tanta patraña.
Vulgares que alardean de finura.
900 veces falso.
900 veces mentira.
Acuden las alimañas a la carroña.
Acuden a herir al envidiado.
Siempre tiene público dinamitar la más alta torre.
Rey solo hay uno, y yo sé quien es mi Rey.
Morralla perpetua
Es la media valía amiga de la sombra.
Gentuza que se cree cumbre de la ruina.
Amorales que se conducen esparciendo verbasco.
Asco da quien no tiene ni cimientos.
La risa es patrimonio de la hiena.
El vencedor nunca obra con zahinidad.
No nos dejemos reclutar por los eufemismos.
Los falsos corderos son los que esparcen pandemias.
Es la debilidad el campo arado donde enraíza la maldad.
sábado, 30 de septiembre de 2017
Rey de ley
Solo persigo calidad.
No busco el ruido de la masa.
Su remostoso y atronador aplauso.
Su cretino borreguismo.
Calidad tasada.
Escasa.
Nunca me enredo en la corta distancia.
Soy altivo y muy distante.
Freno con la palma abierta al mezquino.
Con la palma del martirio incomprendido.
Con la certeza de que muy pocos aplaudieron mi sublime tragedia.
Rey de lo invisible.
Rey de lo intangible.
Rey de causas perdidas.
Rey de verdades.
Rey de ley.
Ley que no ve la grey.
Rey cansado de tanto desenterrar cadáveres.
Retratando a Dorian Gray.
miércoles, 27 de septiembre de 2017
martes, 26 de septiembre de 2017
Infernales hermanas de Barrabás
Las ruedas dentadas del infierno suelen ser silenciosas.
Alfileres que nos visten con trajes de envidia.
Clavadas en nuestra piel hiriendo nuestro coraje.
Tiempo de brisas secas que nos debilita.
Furtiva es la pena y llega a deshoras.
Llega a las horas del silencio.
Llega a los sueños.
Llega como pesadilla.
Manecillas de tiempo infernal.
Manecillas lentas que hacen muy largas las horas de las tragedias.
Tiempo en vela.
Tiempo de hacheros y velones.
Tiempo de velorios y comadres, hienas sanguinarias que asesinan palomas.
Arpías, que mientras cuentan cuentos, pasan negras cuentas de azabache, entre sus cortantes y afilados dedos.
Ellas, las santas, destruyen nidos y estigmatizan nidadas.
Ellas, las bienintencionadas, dan piquetitos a la carne tremula.
Ellas, las procesionadoras, vuelan en circulo avisando de donde está escondido el cadáver.
Oleoras, alcahuetas, tarascas, sádicas e infernales hermanas de Barrabás.
De mesmerismo y sugestión
La superioridad moral nos hace malditos.
La coraza de la incorruptibilidad nos señala.
Mundo de turbios donde el níveo despunta.
Con el calor que da la razón y nos hace emprender defensas acaloradas.
Brasa, tizón, acero candente.
Espiritoso es el abanderado de la pulcritud y la certeza.
No es su norte el menudeo, no se distrae con la caza menor.
Blanco que apunta al tiznado blanco.
Castillitos de llano sin fosos y almenas.
Malditos maldecidos por la inflamada y veleta turba.
Magnetismo animal y delictivo que genera bulliciosas corroblas.
Son los disimulados, los pajarucos que reinan en la torpeza del llano.
domingo, 24 de septiembre de 2017
El alabastro de tu piel
Recorre mi espalda el escalofrío de la ausencia.
Palpan mis dedos el alabastro de tu piel.
Sobre la grava lechosa de cuarzo.
Corte de flores inmoladas por ti.
Padecer de hojas caducas.
Otoño que cobra presentes.
Viento de mar que con sal seca lágrimas.
Golondrina herida que en la tierra se vuelve de escarcha.
Renglón torcido de Dios.
Alba de fin.
Roble desnudo.
Llanto de mastín.
Frío.
Fiestas de pueblo
Uno, en las fiestas de pueblo, no puede ser equidistante, pero ve como se marcan todo tipo de distancias. Fiestas de estanqueidad, de estatus enquistados, de rancio inmovilismo, de anquilosada zonación.
No están las primeras filas, en la primera fila, Es una preeminencia difusa, de códigos internos.
Los gestos sutiles distinguen, los gestos interiorizados, claves a través de las que aflora el iceberg del clasismo de pueblo. Prestigios heredados, lacras legadas, altivez de apellidos, que fuera de este estanque de ensimismamiento a nada suenan, pero que en este microcosmos, truenan y retumban.
Nadie de clase alta gira la cabeza, cruza las piernas, se distrae en la coreografía del rito que es la Santa Misa.
Mangas largas, mangas francesas, medias mangas, con clase y sin desclasarse, con el decoro prescrito y distinguiéndose porque tienen decoro. Estatus de comedimiento y marcas.
Cuando entran nuevos personajes en las rancias elites, entran porque adquieren patrimonio y se rebozan de la harina del decoro, sólo se rebozan, porque el decoro, no es algo que de la noche a la mañana uno interioriza, Por eso su decoro, es un poco estridente, pues ir a la última trasluce cuando llegaste, y te colocas sin tú quererlo en las medias tintas, en el patíbulo de los recién llegados, presas fáciles para la crítica, por arriba y por abajo. Suelen ser estos, los recién llegados, los más despiadados críticos con sus antiguos compañeros de infortunio, con sus compañeros de origen, si se puede llamar infortunio nacer en una clase trabajadora, obrera o proletaria. Suelen ser estos, los nuevos, los más tildados, los más afectados, rubias de potasa que lucen vestidos de cretonas con grandes flores.
Imposible ser equidistante, porque tú, yo, como observador zonado, también eres observado y tienes tu preeminencia y tu heredada clase.
Vértigo en el lupanar
Vértigo en el lupanar.
En la casa del nido de ametralladoras.
En el vulgar torreón de la bruja del hoyo.
Vértigo de manos manchadas de delito.
Vértigo en coro donde da alaridos la bufala.
Caldero roto.
Caldero sucio.
Hedor etílico de miasma.
Peonza que sin tino y macabramente rebuzna y danza.
Sordidez.
Calentura de morapio.
Humo tóxico.
Tarasca, que ladra cuando su amo, el rey de la sombra, le manda.
Agujero Glorioso
Con frecuencia son muy precarias nuestras compañías.
Nos acompañamos de la precariedad.
Precarios e irresistibles vicios.
Vicios de arrabal que enfundamos en salvajes pieles.
Zorras con piel de zorra.
Fregonas con manto de armiño.
Pulsiones que nos dominan con demasiada frecuencia.
Compañías para nuestras campañas de temeridad.
Delitos en el altar.
Delitos en la curia.
Delitos en la casa consistorial.
Vicio por los agujeros gloriosos.
Pon la negrura de hozar en el hoyo.
Tumultuaria aprobación de la vulgaridad.
Desde el palomar otea el buitre de papo pestilente.
Atalaya de la dama del bochinche.
De la dama del frite.
De la chacha macilenta y macerada.
Alta sociedad.
Alta suciedad.
Mercaderes de la trampa que anidan en las primeras filas.
Nidos de alacranes.
Alcobas del morapio y del chalaneo.
Furcias que el el jergón de lana son trasquiladas.
Bocas difusoras de mentiras, que se pierden por lamer, la almeja más vulgar.
Panadizos, chancros, calenturas, peste bubónica.
Asola el truhán el futuro, y llena su granero con cacareada y falsa bondad.
Zorras del pueblo.
Pueblo de zorras.
Liendres hijas del latrocinio, que enharinadas desde el cubil, en nueva hornada, están prestas a eclosionar.
Merodeadores.
Matarifes.
Cuervos ladrones.
Amputadores de talento.
Reyezuelos de la miseria.
Maldad.
sábado, 23 de septiembre de 2017
Rebudios
Andar a la pata coja, jugando al infernáculo.
Tropezar e ir perdiendo.
Perder y sentir que vas ganando.
En cualquier orilla hay placer.
Tribus que conquistar.
Ritos iniciáticos en los que todo es confusión y alambicado vicio.
Privilegios que dimanan de la responsabilidad.
Inferiores que hacen cualquier cosa, para dejar de sentir la tortura que es sentirse inferiores.
Sin conciencia de culpa, no hay pesar.
Atajos malditos, donde el lodo es inherente, lodo que luego blanqueamos.
Lobos de patitas blancas.
Galanas a las que la rebañadera, saca el tormento de sus rebudios.
Electroshock.
Hispanofobia
Que poca conciencia tiene el inconsciente.
El traidor que ha vendido su nido.
El cobarde que extiende miseria saltándose la ley.
En que promete un trigo que ya no existe, porque él, lo ha dilapidado.
El miserable que enfrenta hermanos.
No se enrasa la ley para dialogar sobre tropelías.
No se arrastra por el polvo del lodo del camino la ley.
El amor no justifica sembrar odio.
Infectar la candidez con nazismo.
Hispanofobia.
Viñedos de odio, donde los serpollos se infectan a muy temprana edad.
Vivimos tiempos donde el cretino pregona necedades, incluso desde el púlpito, desde el que se habla del amor universal de Dios.
Es un seísmo la soflama del impudico.
Deshonestidades de cainita, de sedicioso, de baladrón.
Manos ladronas enharinadas, que prometen una tierra ya vendida a la Yihad.
Cataluña, nazismo y sedición
Esto también es una concentración, una concentración de discriminados, por un sentir popular, de seres que se creían superiores y jugaron a hacer purgas. #lahistoriaserepite
El odio aglutina y cotiza al alza, políticos miserables que siembran división y discordia.
Todo termina rodando y la primera cabeza en rodar es la del traidor.
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