Nacemos con la última guerra perdida.
Nacemos con efímera fortuna.
Príncipes de la hojarasca, de las caducas flores.
Primaveras que fugaces se evaporan.
Somos suaves, somos bellos, ojos vírgenes que buscan tormentas.
Quien pudiera retener para siempre el sabor de los placeres primeros.
Retener el ímpetu de las velas blancas, que nos hacer galopar veloces, por los mares de dulce sal.
Candidez que se apaga apagando mil candelas.
Incendios de ámbar, de coral y amapolas.
Nacemos con muchas batallas perdidas, que no preparan para perder sin dolor la guerra.