martes, 16 de abril de 2013

Sin esfuerzo


Al sol, sin miedo al sol.
Sin afeites, tintes y fajas.
No tengo nada que domar.
No tengo nada que ocultar.
Puñaladas de desinstruidos.
Puñaladas de carne sin educación.
Se mueren las rosas si las gordas zafias las orinan.
Orines cáusticos, de mi no elegida y corrosiva compañía.
No deis alimento nunca a los monstruos porque no solo os comerán las manos.
Sera el inculto el que incendie el templo.
Serán los ruines quienes asesinen tus rebaños.
Serán los vulgares los que sin esfuerzo heredaran la tierra.
Serán ellos ya sin sombra los que entre ellos se aniquilen.

Humedad


Soy el alimento de mis ángeles.
Mis ángeles son mi alimento.
Simbiosis de amor.
En al planta alta.
En la planta más alta.
Sintiendo el frió de lo subterráneo en mis plantas.
Habitáis sin calor y frío y humedad generáis.
Próximas al infierno.
Infierno próximo.
Orondas plúmbeas de bajo piso, de baja calaña.

Acerico

Raposas que por estrategia social vestís Santos.
Pido a esos Santos que tan vulgarmente vestís.
Veros ciegas para que vuestras manos sean el acerico de vuestras maldades.
Altísimo que a vista de pájaro ves su zafiedad por el bien del mundo aniquilalas.

Solo respeto


En el subterráneo despiezáis Santos. 
Construiré un hospital para sanar sinceros.
Cámara dolomítica para atesorar perdones.
No pido gloria, sólo respeto.
Picáis mis escudos, para robar mis obras.
Obras de amor.
Amor que muere haciendo el bien.
Fanales para asfixiar gorriones.
Cruel sino el del perfecto.
Cruel sino el del predilecto.
Memorizaré lo justo, para olvidar lo preciso.

lunes, 15 de abril de 2013

Corriente

Conmiseración para los forzados.
La opinión corriente, tiene mucho arrastre.
Torres de hidalgos que emigran por el vinculo.
Nunca dividir, siempre sumar.
Fachadas de callejera fama.
Grandes entre los pequeños.
Pequeños entre los grandes.
Escarnio en plaza publica para el crimen de la recóndita alcoba.

No ser ignorante


No me reproches mi hermetismo.
Oficiar en las alturas produce vértigo.
¿Es la verdad el camino helicoidal.?
¿Es el camino helicoidal la verdad.?
La ignorancia no tiene fin.
Y mi fin es no ser ignorante.
Afán de aislamiento y reclusión en la inconclusa torre.
Misión imposible meter en un hoyito el mar.

Inexpugnabilidad


Las llagas de las piedras solo saben de miserias.
Los merlones de las torres solo saben de tragedias.
El alto precio de la inexpugnabilidad.
Laguna de detritos en la plaza publica.
Sitio o exilio.
Todo forzado, todo rendido, todo encadenado.
Tras el traspié los mil tropiezos.
Traidores aduladores que tan fácilmente os desposicionais.
Tarde o temprano vosotros también tropezareis.

jueves, 11 de abril de 2013

El exilio

Soy rey en el exilio con un triste séquito de polillas.
En las altas horas nunca estuve solo.
Ahora rendido todos me abandonan.
Traidor interés que ciegas en la bonanza con tu exceso de presencia. 
Y en la carencia brillas por tu ausencia.
Solo parto, solo y sin inútil peso.
Y tarde entiendo la falsa compañía de ayer.
La de los que hoy me propinan desprecios.

Plañidero sable

Construiré para ti una gran pirámide de caracolas.
Susurrará el aire en los helicoidales salones, repitiendo el arrullo de tu amado mar. 
Coronas de gráciles algas flotaran en tu cielo, cúpula celeste de la cámara mortuoria de mi amor.
Esperare mi tren en los fríos amaneceres, en los que el rítmico y tenaz oleaje, llene de ligera espuma el paseo de arena.
Estelas de ofiuras, de hipocampos, de anémonas mecerán la agonía de las horas de espera.
Y ya rendido en el plañidero sable, mil cangrejos rojos, con sus pinzas rojas me llevaran ante ti.

Vuelo evaporador

Dígitos del nuevo computo.
Cifras del nuevo orden.
Marcas indelebles de nuevo retortero.
Sin séquito arriba presto el cobrador de excesos.
No quiero serpentear y serpenteo.
Mil puertas no se me abren aunque las golpeo con bravura.
Camino torcido, quiebro nada recto.
Orografía de desfiladeros.
Camino blando, escorrentía fácil de aguas fuertes, rápidas, descarnadoras.
Lesivo lecho de cantos cortantes, aborregados, paridos en los estertores del partir ligero, sin nada, vuelo evaporador.
Y ya nube, el nuevo e irredento ciclo.

Carnero rendido

Son las puertas mal cerradas las que posibilitan que entren ladrones, escándalos, extorsiones.
En la nueva etapa sin cerrar bien las anteriores.
Anochece en esta vorágine salvaje y por mis puertas mal cerradas se cuela el aire.
En esas salas guardo golpes, palabras, crímenes, soldados de plomo, muñecas de trapo, vicios y el pañuelo que seca mis lagrimas, esas que me delatarían y conllevarían el derribo de las torres de mi estrategia.
Salones del inframundo, cuevas de autoinfringida tortura.
Camerinos donde bajo siete llaves me acicalo y recompongo para ganar mis guerras.
Entra frío por las puertas de las salas donde soy yo sin artificio, donde soy vulnerable, fácilmente herible, carnero rendido por las zarzas.

Novedad

Hoy me he levantado cansado de probar venenos.
Abatido y postrado por una desidia primaveral que he arrastrado todo el invierno.
En la novedad de atroz pravura muero.
Solo veo el suelo del primer paso.
El firme de los siguientes ignoro donde esta.

Miliarios

Cogeré en las manos tu corazón y me cuestionaré tu dolor.
Mimos de oro pavimentan con seguridad el camino de tu alma.
Camino empedrado de caricias, de besos, de zalamerías.
Miles de miliarios jalonan los kilómetros y kilómetros del camino de mi amor por ti.

martes, 9 de abril de 2013

Inhumano

Me he vuelto noctambulo, como las luciérnagas, sin el competidor sol.
Me he vuelto siniestro como los vencedores, como los que medran, como los que sin temor y remordimiento trepan sobre montañas de cadáveres.
Me he vuelto altivo como los mediocres, como los sin talento que dirigen desde las alturas a la tropa cegada por el brillo del stras.
Me he vuelto indolente como los que soportan la visión de la contienda con una frívola carcajada en sus bocas recompuestas con cegadoras y blanqueadas fundas.
Me he vuelto inhumano como el inhumano mundo del éxito terreno, el único que ansia el ramplón hombre.

Armisticio

En el baptisterio se firmará el armisticio.
Entre pavos reales y aves liras.
Belleza tras la deflagración.
Planta cruciforme de martirio de rey de Jerusalen.
Acerada zambra y gresca tras la mirilla.
Contra veta es el tajo, nada certero pero si desgarrador.
La lascivia machona y enana ladra en las escaleras, marca indeleble de trastornos de lupanar.