martes, 19 de noviembre de 2013

Los silenciosos engranajes de la tristeza

Los silenciosos engranajes de la tristeza, obran de tal modo que nadie percibe las horas que al alma sensible dañan.
Nadie los ve ocultos bajo frases de concierto.
Nadie los ve bajo la sonrisa del no preocupar.
Nadie los ve pero van socavando.
Y arruinan torres altas.
Y arruinan torres bajas.
Y arruinan las torres en las horas más altas.
Y arruinan las torres en las horas más bajas.

Rayos del destino

Rayos que fulminan ángeles.
Rayos que lanzan las tormentas del destino.
Destino de días de lloros y rezos.
De culpas y disculpas.
De aguas profundas de cieno. 
Que impiden empezar el duelo.

Jardines donde esta uno solo

Nos construimos bellas fachadas.
Jardines para estar solos.
Muros altos.
Torres espingardas.
Que nos protejan y aíslen del ruido, del mundo.
De los peligros de los hombres.
De los hombres peligrosos.
Pero no solo el enemigo esta fuera.
También hay enemigos en el interior.
Los enemigos del alma.
Enemigos en la corte de amigos.
Enemigos con llave de las más intimas cámaras.
Y nos encerramos en las habitaciones de la desazón.
Y nos alimenta el amigo del desanimo.
Solos en la fortaleza de ausencias.
Con la fortaleza ausente.
En la inexpugnable torre somos vulnerables.
Nos impregnamos de palabras de menoscabo.
Servidas con la caricia y el te quiero.
El lo hago por tu bien.
Te digo lo que nadie te diría.
Complejos que se sirven entre terciopelos y halagos.
Halagos de ser miserable que se sienta en tu mesa y entra en tu cama.

La escusa perfecta

Siempre soy culpable.
Siempre cargo con la culpa.
Disculpas de píos.
Perfectos que nunca yerran.
Que no asumen pecados.
Que siempre tienen la escusa perfecta.

Si hubieras pensado......

Furia ante el amarilleo de los instantes.
Agarrotado te dejan las tragedias.
Sientes el sabor de un sufrimiento que no por experimentado es menos extremo.
El luto comienza a apagar las fanfarrias de su risa.
Si hubieras pensado en la espiral de dolor que provocas.
Aun estarías aquí buscando salida.


Sin barandillas entre precipicios

Ni las mantas quitan el frío del corazón.
Envejece la madre en unos segundos.
Sin barandillas entre precipicios camina el alma.
Abismos de lagrimas.
Se devastan los ojos y solo ven pantanos de dolor.
Lloviznas de desasosiego. 

No es el momento

No es el momento pero te lo reprocharé.
Locos suicidas que cambias un segundo de sufrimiento por el calvario, por la condena de por vida, de quien os ama, de quien os ama y os ha dado la vida.

Los mergos

Acuden los mergos al pantano.
Se lanzan ansiosos a pillar tus alhajas.
Carroñeros de cuerpos que flotan sin vida. 
Amigos de velatorio.
Plañideras de las primeras filas.
Protas de portadas y de elogios de obituario.
Cuervos diestros en pescar en los estanques en los que esta prohibido perturbar el descanso de los muertos.
Amigos de la última hora.
Del festín de la herencia.
Amigos generosos en los instante que ya nada vas a pedir.
Rapiña de merodeadores de pantanos.

Tus zapatos de colores

Qué harán con tus alhajas.
Con tus cristales romos.
Con tus caracolas portuguesas.
Con tus enredos de plata y plomo.
Con tus bizarras piedras.
Con todos tus tesoros.
Qué harán con tus plumas.
Con tus engarces.
Con tus sortijas.
Con tus sombreros.
Con tus guantes.
Con tus zapatos de colores.
Con tus bolsos de tachuelas.
Qué harán o qué quieres tu hacer. 
Los quieres lucir en el fondo de las aguas frías.
En las fiestas que harás con los tritones en el pantano.
¿Qué harán en el cielo con todos tus dones.?

Alfileres

Clavan las perdidas en mi corazón alfileres.
Adioses que saben amargos.
Partidas que saben a muerte.
Piedras que van cayendo del muro.
Muro por el que se cuela ya el aire.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Tropiezo mortal

Hay formas legales de matar.
Anular y empujar al suicidio es una de ellas.
Ella tropezó mortalmente el día que te conoció.

Un rió violento llamado amor

Se ahogo en un río llamado amor.
Amor ingratamente correspondido.
Amor de escarnios e insultos.
De vejaciones y celos.
Amor insufrible que te termina ahogando.

Amanece y aun no has aparecido.

Amanece y aun no has aparecido.
Se diluyen los damnificados por la vida.
Desaparecidos por amor.
Amores inconvenientes.
Amores tragos amargos que envenenan días y días.
Si solo fuera un aviso, una rabieta.
Pataleta de insatisfacción.
No has llamado para contarnos tu sufrir.
Sola en el limbo de las angustias, espinosas raíces  de árboles de perenne sombra.
Borrasca de miedos e inseguridades, susurradas al oído por el mal amado, por el necio cruel que te ha quitado la vida.

Manos invisibles que estrangulan

La presión de una atmósfera hostil.
Irrespirable, llena de manos invisibles que estrangulan.
Manos que no dejan marcas.
Marcas de violencia.
Palabras de cólera que hunden veleros.
Palabras que matan  con alevosía y nocturnidad.
Palabras dagas de falso amor. 

En el cenit

Marcharse en el cenit.
Sin esperar al declive.
Con la euforia de la dura escalada.
y previendo el descenso.
Huir siendo joven, de forma voluntaria.