martes, 3 de diciembre de 2013

La degolladora envidia

Sangra el castigo.
Sangra en demasía.
Sangra sin contentar a la degolladora envidia.
Del alma no se hereda nada.
El alma al partir sus tesoros se lleva.
Solo deja una estela que con esfuerzo otros sigan.
Tesoros que se evaporan.
Envidia que con las manos vacías vuelve a envidiar.
Las almas aun ausentes ocupan su espacio.
La sombra de los espíritus es más potente.

Cunetas de la suerte

Amantes abandonados en las cunetas.
Cunetas de la suerte.
De la mala suerte.
De la suerte de rejoneo.
Amantes que han recibido dolor a cambio de sus besos.

Florituras

Florituras de culebrinas chismosas.
Chasqueadoras de látigos que no temen en pecado comulgar.
Madres de vulgares pimpollos que pierden de forma muy zafia aceite.
Sarasones que se ruborizan con pimentón.
Chabacanas ásperas, desenvueltas y muy malas.

Altas vallas a barlovento

Altas vallas a barlovento.
Culebrea el que intenta escamotear al guardián.
Si el ladrón supiera que toda la gloria que ansia no es tal gloria.
Hay entre mis alhajas bocados muy amargos.
Y hay en el podium compañeros que te dan fieros bocados.


Engarzáis delitos

Engarzáis delios y los lucís en la solapa, en el anular, en le sombrero.
Que fácilmente se olvida el arrastrado origen, cuando uno se cubre de delictivas alhajas.
Diamantes de usura y crimen.
De grandes cuentas.
De grandes estafas.
De grandes partes que substraigo para mi.
Lucen los delincuentes sus delitos como glorias que airean su usurpado estatus.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Buceando en si mismo

Niebla lechosa que hace desaparecer colosos.
Voces graves y gorjeos de control.
Granada cerrada que se seca sin abrirse en gesto de inteligente ensimismamiento.
Sin amor uno termina buceando en si mismo.

El hambre del visionario

Es la locura el punto de inflexión.
El hambre del visionario.
Su estigma y lacra.
Montaña de nieves perpetuas.
Fuente de agua clara.
Olvidáis fácilmente que en los neveros solitarios del precursor están los recursos del mundo.
El visionario irriga el valle que cuando da frutos le da la espalda.

Rostros enjalbegados

Fachada de uno mismo.
Rostros enjalbegados.
En los lebrillos de la cal.
En aras de los marcados estamentos.
Por los sitios de los siglos.
Los puestos heredados.
Los bancos con nombre.
Las calles derechas.
Las estéticas impuestas.
Y la asimilación indisoluble del ser y el padecer.
Las fachadas de los míos.
El estatus que me han legado.
A base de muchas capas de protectora cal.

El mañana de mis palabras

Son mis palabras un laberinto.
Son un espinoso zarzal.
Hoy no entendéis mis palabras y con ellas hacéis burlas.
Mañana serán oráculo de premonición.

Tropiezo de fe

Es el cerco que dejan las manchas.
Es la discreta cicatriz de la certera puñalada.
Es un tropiezo en la suave piel.
En la tersura de lo perfecto.
Es un tropiezo de fe.
De crédulo.
Un tropiezo de quien creía que recibiría lo que el daba. 

Bocado del alma

Yo no soy pan para el hambre de tu cuerpo.
Yo soy bocado del alma.

Ancha de botijo

Ole y ole dice el barbilindo de cadera ancha de botijo, como la tita y la mama.
Ole y huele a tocino frito y morcilla.
Huele y huele a manteca indómita y a sobaco de pajaruco.
Ole y ole como berrean y ladran.
Huele a sarna, a tiña, a raña.
Huele entre oles a zafios bordoneros.
A rapiña, a daño, a carroña que se podre entre las uñas de las zarpas de la pellejas zorras.

Electas zorras

Pirámides sin faraón.
Colosales mausoleos para gloria eterna de efímeros ediles.
Magníficos monstruos programados para ser tumbas de aire.
Cámaras mortuorias saqueadas antes de ser construidas y selladas.
Electas zorras que cuidan las gallinas de los huevos de oro.

Sabor a sapo

Es infalible el idioma del paladar.
Papilas que detectan cadáveres bajo toneladas de azúcar.
Endulzadoras de maldades.
Furcias que caramelizáis carroña.
Dignificadoras de fortunas del robo.
Meliflua amoralidad.

Huele a humo

Queman matorrales y maleza en los patios.
Huele a humo.
Arde la hiedra que todo lo abraza.
Pero que se resiste a abrazar el fuego.
Tabula rasa para la nueva hojarasca.