Amar la extrañeza

"Amar sin fin, pero con un solo fin, amar la extrañeza, el extrañamiento, amar abriendo en canal las propias entrañas."
Hosky de Sarasuas

Acelerada caducidad

Flores de otoño.
Flores caricaturas de caricaturas.
Flores tristes tras la defenestración.
Habita el olvido entre neones de feria.
Habita en los cariños de urgencia.
Habita en las vespasianas sin tiempo.
Vestidos de color y fiereza.
De domingo eterno.
Acicalados para tropezar una y mil veces.
Tropezar con la misma soberbia.
De cabezas por un sorbo de recia virilidad.
Sorbos en los ángulos oscuros.
Sorbos en las salas de polvorientas palmeras.
Todo es ajado, exótico, corroído y antropológico.
Todo es acelerada caducidad.

Cuando el corazón duerme entre espinas

Cuando el corazón duerme entre espinas.
Bullicio de reyes en sombras.
Es la casualidad una gran ofensora.
Lacónico adiós de cauteloso olvido.
Todo se desarraiga en las lluvias primeras.
Y corre por la ladera el limo negro.
Lodos que tiñen, entre hojas de vida breve, el agua risueña.
Sin florecer se marchitó la mano hermana.
Sin fruto se va a dormir el roble el largo invierno.
Se calcinaron los caracoles del acanto.
Se calcinaron en un abrazo eterno.
Coronas de zarzas negras para el príncipe de los cuervos.

Las heridas teclas

Eterno monaguillo que solo sabe oficiar entierros.
Es mi vicio la triste sonata.
El quejumbroso órgano del coro.
Que llora cuando se acarician sus heridas teclas.

Cornada de corniveleto

Soy el obstinado insolente.

El menguante brillante.

El que muere en el carmín.

En la sombra azul.

El elefante que no sabe tomar el té.

El que llama a la lluvia de verdades.

El que os indigesta el ramplón disfrute.

El que os sitia en la esquina del mondo tablero.

Soy profeta que escribe torcido en el papel pautado.

Música sin ritmo o quizás solo con mi arítmico ritmo.

Soy tragedia con trazas de comedia.

Soy el impermeable a la sal.

Soy jabonoso marro.

Lechoso veneno.

Blanca seda para segaros el cuello.

Cornada profunda de toro corniveleto.

En el estante del polvo

La vida nos obsequia con tanto regalo embreado.
Almacenamos tanto en el polvorín del silencio.
Episodios doblados en los últimos estantes.
En el estante del polvo.
Estante que atenúa el filo.
Que aterciopela el daño.

Se desploma el centenario roble

Sin miedos no hay limites.
Es tan reflexiva la cautela que atenaza.
Contra el viento hostil.
Contra el aire de cenizas.
Se desploma el centenario roble.
Minado por el fuego que socava su base.
Salvadores de la parte amiga.
Redentores de solo una parte.
picaresca en las tragedias.
Es la tragedia un foco de lucrativos negocios.

Sin focos

Son demasiadas las veces que la ausencia de testimonios gráficos hacen que nos mostremos incrédulos hacia la realidad narrada y no retratada, no todo acontece bajo los focos, de hecho sin focos está el director y el que urde el aparatoso guión. Todos los edificios antes de ser acabados han estado rodeados de un complejo andamiaje.
Yoransel de Omatog

Cuando las llamas devoran tu rutina

Cuando las llamas devoran tu pequeño mundo.
Devoran tu rutina.
Devoran tu cotidianidad.
Devoran tu casa, tu huerto, tus ovejas, tu perro.
El manzano de tu corral.
Está perdido y necesitas ayuda para volverte a encontrar.

Destripar

"Nos perdemos en el mundo grande porque no hemos aprendido a orientarnos en los recodos de las tripas del mundo pequeño. Debemos destripar el mundo."
Irsia Carolain Sprimbol

Flashazo de claridad liberadora

En décimas de segundo se tuerce el destino.
Y tras el imponente flashazo de claridad liberadora.
Ves que no era derrota la puerta de la huida.
Solo me mantenía en pie, en esta garita de desvencijado castillo, la obstinación.

Quizás sea purgatorio

"Todo se ha quemado, todo ha ardido, y el incendio nos fuerza a mudar. Quizás no sea infierno si no purgatorio, que nos permita cambiar y caminar hacia la salvación."

Yoransel de Omatog

El así era no borra el funesto hoy

No se va a los duelos a decirle a la madre, no llores que te quedan tres hijos, ni a silenciar su queja, diciéndole que le quedan ovejas que no están perdidas. A toda la sierra no la ha devorado el fuego, pero si tres pueblos lo han perdido todo y han sido pasto de las arrasadoras llamas.
Las cenizas mañana serán verde pasto, pero mientras son cenizas y hay incendiaros rescoldos, déjame llorar la devastación.

Ni Dante Hubiera imaginado un infierno peor

Sobrevuelas los pájaros de acero las cenizas del averno.
Intentan sofocar la calcinadora horda de llamas saturnales.
No hay Perseidas si no incendiarias pavesas.
Extrañas estrellas, nada fugaces que riegan el monte de nuevos focos de virulencia.
Lagrimas de San Lorenzo que nos recuerdan su martirio, su pira.
Fiestas de fuego, de forzada mudanza.
Atentado de iracundos desalmados que nada pierden y su rencor e inquina con este dolor colectivo calman.
Ni Dante hubiera imaginado un infierno peor.

Arde el monte

Que osado es el pirómano que incendia el futuro.
Que arrasa con el frescor y calcina la fronda, aire fresco de sus hijos.
Humo de odios y de afrentas asentadas y rancias.
Arde el monte y mi corazón en el arde.