A penas hablamos, a penas nos confundimos.
Nada de escapar.
Nada de rendirse.
Nada de piedad.
El decepcionante camino de la victoria.
Me inmolaré en la violenta y sanguinaria masacre.
Que inhumana es la falta de humanidad del ser vulgar e inhumano.
Siempre y nunca se tocan en un confín.
Luchar le convierte a uno en un engendro, pero es el único camino para defender.
Las amenazas atenazan y es justo deshacerse de ellas, mi Dios te enmiendo la plana, no voy a poner la otra mejilla, ojo por dos ojos, diente por dos dientes, en la afrenta espero recoger un usurero rédito.
Mentirán por mi y se vendrá abajo tu castillo de naipes.
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