martes, 7 de mayo de 2013

Camináis conmigo


Sin atisbos de magnanimidad.
No es falta de tacto.
Es maldad en las espinosas palabras intencionadamente envenenadas.
Tumultos de pregoneros, que como maleza arrasan y enlodan el pulcro trigo.
Reguero de clavos en mi camino.
Luces de atardecer que me permiten sondear tus resquicios de abismo.
Has estado allí, y regresas envuelto en los vahos de la bajeza.
Virtuoso vicio de aritmética asesina.
Sombras pesadas y fantasmales en mi alcoba.
Espectros esquivos en mis espejos.
Crujir de vigas y puertas.
Espías que duermen entre mis blancas sabanas.
Os siento, os presiento.
En el frío aire que besa mi nuca.
En el amenazante arabesco rojo del amenazante papel pintado del salón.
En la fuerza cautiva que hace crujir el suelo a cada paso que doy.
Camináis conmigo, estáis en mis sueños y en la intangible realidad de mis días.

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