Sois viento que azuza incendiarias llamas.
Sois gases tóxicos.
Peligrosos y veloces.
Moriré matando en esta etapa aconfesional.
Es una larga guerra para poder desarmaros.
Pero apesar del precio la afrontaré.
Caracolas abandonadas, bellos recipientes que hoy albergan susurros y ayer contuvieron vida.
Me marcharé a las estrellas tras haberos calcinado, en la pira que purgará vuestra titiritera nuciencia.
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