Descansa bella durmiente, ya sin exquisiteces, en los brazos fríos de mármol.
En la ciudad del adiós.
Almenada ciudadela en la que ya no hay vida que defender.
Anclan los cipreses el cielo a la tierra en el campo santo.
Pájaros del descanso traed el roció de sus ojos a mi boca.
En un instante cambia todo.
Y la pálida piel se vuelve más blanca, más pálida, más fría.
Se derrama el perfume y se evapora la esencia.
Solo queda tu aroma en tus colores, en tu trazo garabato malévolo, delicado, ingenuo.
Bella diseñadora de eróticas chucherías de plastilina.
Tiempo fugaz y finito, delicado aleteo de mariposas.
El tarro de cristal queda vació, tras impregnar todo lo que tocaste.
Esa es tu vida futura, vivir en la memoria de las gominolas, de tus ángeles con escafandra, de las palabras de autoanimo por ti misma al infinito vertidas.
Sueño de sueños, atroz pesadilla.
Hilos de aire que la madrastra ladrona de segundos saca de tu camisa................
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