Tiempo de arena que se escapa entre las manos.
Tiempo de sol que se pierde en las sombras.
Cuentas de barro que en mis letanías cuento.
Sangría de soles de esfuerzo.
Esforzada proeza ponerme en pie todos los amaneceres.
Sin desidia.
Sin pereza.
Con diligencia.
No es solo mi tiempo es el tiempo de todos.
De todos los que habitan mi casa.
Y a todos ellos le doy su debido tiempo, su debida dedicación, su debido afecto.
Reloj de torre de iglesia que decides cuando llego nuestra siega.
Con tu campana de duelo.
Con tu doblar de tristeza.
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