Lance desmoralizador del destino.
Atónito ante tanta señal que nadie interpreta.
Muerto sin vivir entre cifras, números y vencidas letras.
Despojo despojado de humanidad.
Avena loca, cardo cicuta.
Perdido en el mundo de los ambidextros.
Tibios, necios, convenenciosos.
Susurros en el verde invasor, en el verde colonizador.
Refugio de anacoretas.
Columbarios de raíces, de cenizas, de ángeles que me dieron la vida.
Nada ligero, todo muy plúmbeo, toxico y cenagoso.
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