Solo creo en el vasallaje de la sangre, de mi gente, de mi hermano.
No pido razones, solo sin razón soy fiel.
Construiré sin cimbra el arco por aproximación de hileras.
Y bajo el cañón en el transepto no me rendiré.
Amparo de desamparo.
Delatan mis muñecas mis vaivenes.
Curtidas en intentos de abandono.
No me doma el mundo.
Solo me doma el afecto.
Abnegado y rendido de mi origen.
Clama la calma.
Reclama el clamor.
Sordo estoy al gentío.
No me asusta su agrio olor.
Alma mía ya estas en calma.
Sin renglones están tus papeles.
Se desmaterializa la clave y mi espíritu ligero escapa por ella.
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