Fijar lo ocurrido para aprender y no olvidar.
Tenderos ennoblecidos en días de sudor y duro trabajo.
Es patético que edulcoréis vuestras vuestro ayer.
El esfuerzo es digno y loable, y vuestra prole que vive en la molicie no debe olvidar el origen de vuestro sufrido patrimonio.
No toleréis desde vuestra senectud su caciquismo.
A los que vuestra ralea denosta hoy, sois vosotros ayer.
Os lo digo y vaticino, vuestro verdugo sera vuestro hermano, vuestro amigo, vuestro amante.
Y de un golpe certero y mortal os derribará.
Pero seréis conscientes de todo, de todo os daréis cuenta.
Ese es el castigo del mal aleccionar y diluir en fabulas de nobleza el origen de vuestra prole.
Sentir tu mano en el ejecutor del desenlace y no poder hacer ya nada.
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