Sin apoyos está el ornado, el nimbado.
Tumbado gustoso en el exilio reposa.
Diván de halagos de canes fieles.
Los únicos que decidieron partir siguiendo a su líder.
Acosa desde el abandonado reino y confín la enjoyada calumnia.
Ráfaga de frío que entumece.
Como no sentir desapego ante esta desmedida corriente a la que todos mis vengadores se apuntan.
A día de hoy ni yo, ni mis huestes de húmedos hocicos besadores, podemos estar en dos parte.
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