Gratamente saciado a pesar del camino de marros.
Gratamente pleno a pesar de tus besos de judas.
Gratamente querido a pesar de tu ausencia constante.
Nos empeñamos en llamar amor a quien menos nos ama.
Nos empeñamos en seguir a lado de quien menos nos quiere.
No se desmorona mi torre ebúrnea porque tengo a mi Dios.
No se desmorona mi casa de cristal porque tengo a mil guardianes amigos, impidiendo que lleguen a mi fragilidad tus pedradas.
No arrasa la soledad mi alcoba porque duermo con ellos.
Los que velan mis sueños y los que calientan con su aliento el frío de tu ausencia.
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