martes, 25 de marzo de 2014
La fabrica de mi imaginario
A tientas por la casa y con cuidado para no importunar presencias.
Se desliza la luna sobre el mármol macael.
No ha sido invitada pero acude al festín del insomnio.
A esas horas de medias realidades y acuciantes sombras.
A la fabrica de mi imaginario.
A la trastienda del trastorno del arte.
Me acecha el borrón de pesadilla, en el largo pasillo.
Y las palabras altisonantes, en la ovalada mesa piden carnaza.
Piden brotar en mis labios con furia, con afilada certeza.
Detrás de la puerta del dormitorio, llora sola la cordura.
Sintiendo en sus plantas el victoriano frío de los borrachos arabescos.
Cada noche la abandono en el tálamo, donde mi locura, con ella nada consuma.
Ella sintiendo mi ausencia, y yo deambulo buscando presencias.
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