Que corto alcance tiene la caridad.
Que duro es corregir la escorrentía del malo.
No da a basto el misericordioso sacando del negro mar a los náufragos.
Si en mi mano estuviera llevaros el sol.
Si en mi mano estuviera parar las plagas.
Lloro con las llagas del extraño.
Lloro con el hambre del extranjero.
Nada es nuestro.
El mundo no nos pertenece.
Pero lo parcelamos y vallamos.
Para privar al hermano de los bellos jardines.
Para cobrarle por saciar su sed en las bellas fuentes.
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