Busque en tus labios con sabor a mantequilla, el ayer con olor a domingo.
A la fresca colonia en el pelo que nos ponían para ir a misa.
Busque el crujir del desvencijado banco de los infantes, donde nos arremolinábamos con el temor de lo enorme y el oloroso boato antiguo.
Busque el pesar del pequeño hurto, que sentíamos gravitar enorme.
Busque el sabor de las galletas a escondidas, el sabor de los roces secretos.
Busque las palabras que atraían la lluvia en el inmenso atrio.
Busque sentir como se clavaba el granito en las desnudas rodillas, mientras rezábamos a las almas que ardían, crepitar de rezos para sanar dolores.
Busque en tus labios el sabor de ayer y solo encontré tu sabor a mantequilla.
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