Se envara el cetáceo, con sus gestos lentos.
Con el trueno de su risa, que brota violenta.
Es la longitud una medida, una medida de distancia.
Latitud de infierno.
Los pinares lo cercan todo, quizás las llamas mañana cerquen el valle.
Madres falsas que no se duelen, si desmembrar al hijo que reclaman.
Ni para ti, ni para mi, que no sea de nadie, mitades sin vida que solo al malhechor complacen.
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