martes, 2 de junio de 2015

Sin bosque de sargazos

Duermen las sirenas con los ojos abiertos.
Ente burbujas de berilo susurran las olas chismes que dan risa.
Risas de coral y caricias de anémona.
Por la gran avenida van los peces loro ufanos en su rutina de alegrar a besugos.
La vida corre entre hipocampos que altivos lanzan piropos a los altaneros calamares.
Se borra la tinta de las palabras hirientes en el castañeteo de las de las pinzas de las carroñeras cigalas. 
Duermen las sirenas con los ojos abiertos para sin pestañeo no perder detalle de tanta chanza, de tanto chisme, de tanto chinche.
Con tantas olas nada queda oculto pues en el bosque de sargazos ningún delincuente ya con la corriente de cambio, se esconde.

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