Cuando se pierde el orgullo y la fe en el solar patrio, estamos a merced de las invasiones y las racias.
En la debilidad encuentran la oportunidad las más vulgares enfermedades.
Enfermedades de inconscientes que dan el timón a quien ha prometido estrellarnos y astillarnos contra los escollos.
Les hemos ayudado a venir y a entrar, pero cuando salgan en el erial que van a dejar vamos a llorar.
Paremos la mano de la cizaña, la mano que siembra odios, la mano que regida por una malvada cabeza ávida de revancha, esparce hiel sobre la calma.
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