sábado, 15 de diciembre de 2018

No Dioses, que matan a DIOS


A veces, sólo legamos el desafuero del ansia de venganza, la angustia que nos corroe buscando esa oportunidad.
No es nada fácil vivir sin odio, vivir sin odiar algo o a alguien, construimos nuestro discurso sin confrontarlo.
Amanecemos en los elegidos infiernos, en la ruina que hemos construido macerando inquinas.
Cicatrices sin talento, que hemos olvidado cómo llegaron a nuestra piel.
Amores que proyectan caprichosas vendettas, sobre la nívea piel que nunca roza el sol.
Tiene demasiado encanto la mano que esparce cizaña, para impedirle que la esparza.
Es el encanto del propagador de descalabros, de aridas plagas.
Desquiciados, obedecemos a la ira, a la riada que nos espera con los brazos abiertos, para engullirnos en su gregaria ovinidad.
Nos eligen las filias, nos absorben las fobias.
Fracasados que construimos en el lodo de la contraposición, en el no ser lo que los otros son.
Credos que niegan credos, NO DIOSES, QUE MATAN A DIOS.

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