miércoles, 19 de agosto de 2020

Corcel


Busco ser odiado,
como quien busca un tesoro.
Busco la fatalidad de la envidia.
Busco la mirada aviesa del mediocre,
y retratar su supina vulgaridad
sin articular palabra.
Parco y excelso,
sencillo y aparatoso.
Son ruina altiva
que aún sepultada codiciarán.
Muero a solas
en los días enormes,
en los soles abrasadores
de los agostos de títeres.
Soy cancer en el tuétano de la mentira.
Soy incómoda china
en el caminar erguido y acicalado de la calumnia.
Soy lagrima perenne en la mirada desolada,
lagrima que la brisa evapora y nadie ve.
El infierno,
habita en la caricia del próximo,
en el zarpazo del afecto,
en el castrante deber.
No hay peor cadena,
que la de la sangre,
el vínculo horrible que es amar.

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