No me desordena mi mano, me desordena la mano que me mece. En el calor de tus noche no hago pie. Soy islote desierto que adora el fósil que son tus huellas. Acariciame en el infierno que es saber que para ti ya no existo.
La locura habita en los días lineales, en el infierno que es no padecer altercados.