viernes, 8 de febrero de 2013

Asfixiante


Lejos del altar de los milagros, tras persignarme con agua bendita y habiendo espiado mis culpas, descorazonado y desnudo ando por los desfiladeros de vuestra iniquidad.
En el doloroso y asfixiante ascenso al cerro de improperios, juro y perjuro que me vengaré, y en la costosa cima rozando con las yemas el cielo imploraré un fulminante rayo que las  extermine por eternidad de eternidades como favor de Dios a la humanidad.
Bestias de las bestias sueño añorando vuestro fin.

Malvadas hutias

Me siento observado, rendido ante mil ojos que me condenan y esperan un traspié para asesinar a mis ángeles.
Yo los custodio, ellos me custodian.
Mis canes, los sitiados, los asediados por las hutias malvadas, diablas de Lucifer, miasmas, magma satánico que desea con sus fuegos y sulfúreos vahos arrasar mi casa.
Muere mi candidez en el tormento de mis pensamientos, en los que el devaneo encontrará mi defensa, la puerta de mi salvación.
Ya solo camino para en soledad coronar con éxito el cerro de los improperios.

jueves, 7 de febrero de 2013

Por fin

Mi mano mece la cuna de una pequeña fiera.
Mi mano alimenta el vil montruo de lento engorde.
Mi mano acaricia la hora, lejana de soltar al crecido engendro en tu limpia casa.
Todo llega, todo ocurre, tu duelo eterno.
Desinstruido es tu linaje y tu ralea.
Espero el fin y crio lustroso al ciclope que a tu casta zafia pondra fin.

A quien con extrema locura queremos

Dios todo lo perdona y el hombre perdona tan poco.
El mal no sabe leer designios, menos aun comprende y abarca la complejidad del aparente capricho.
El mal merodea abonando afrentas y rencores y regando con sal el jardín de las proferidas llagas.
Es la bestia que habita en nuestro corazón la que ajena a los designios divinos monta en cólera, no asumiendo que Dios decide a veces llamar a su lado a quien con extrema locura queremos.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Caudal traicionero


Corriente de caudal traicionero.
Agua fría, recia y salada.
Me escuecen las yagas que me infringieron las impías, las zamponas,  la zahorra que hiere en el caminar mis plantas.
Estoy solo, me siento solo, y solo enfrentaré el retorcido cadalso.
Giráis la cabeza y me ofrendáis un saludo que ni deseo ni os pido.
No os conozco, no os reconozco, no os veo.
Murieron ya hace tiempo las personas que una vez próximas a mi 
sentí.

lunes, 4 de febrero de 2013

La espada del exterminio


Que pecado cometí Dios mio que azuzas a Satán contra mi.
¿Como enmendaré esta racha.?
¿Que sacrificio me pides.?
Los efluvios de tu muerte flotan en el aire como vulgar veneno.
Encenderé mil cirios de cera virgen en la espesura del bosque.
Entre los húmedos helechos me postraré.
Tu eres mi creador, entiende mi tormento.
Con la rabia desbocada he arrancado a tirones mi melena, es un acto que me fuerza la humildad.
Es desdén hacia mi soberbia belleza.
Agacharé la ultrajada cabeza ante ti, solo ante ti.
Y a solas sin lucimiento en la humedad, entre las verticales coníferas que cubre el liquen, oraré.
Con la fe del rendido y conocedor de tu fiero poder intercederé, ya que a todas partes llega, en todos sitios estas y todo lo ves, haz justicia, justa justicia, divina justicia.
Nada a ti escapa y en todas partes es necesario temerte, apiádate de mi y de mi aflicción.
Dame una señal, una brisa, un gemido, un rayo.
Posa tu fría garra sobre los necios que a tu creación ningunean, vituperan y destruyen.
Tómame impuro y rendido, y perdóname y ponme en pie a tu servicio que quiero portar en mis manos la espada del exterminio.


domingo, 3 de febrero de 2013

Curia de cainitas

Culebrino ser.
Chacal agazapado ante la puerta de mi morada.
Curia de cainitas.
Bicerra que en tus saltos precipitas intencionadamente piedras sobre mi hogar de llano.
Nada es bilateral, al tajo no respondo y solo tu la corniveleta a mi me hieres.

A mi lado

Quien será fiel y caminará a mi lado.
En el trayecto saturado de entradas y salidas.
Me desordenaré en la lluvia.
Llanto por las efímeras y lesivas compañías.
Imposible habituarse al abandono y a la traición.
Tantas y tan infieles amistades.
Cogeré y abandonaré.
Me cogerán y me abandonarán.
¿Quien será?
El sol de mis noches.
La luna de mis días.

Todo agota vigencia

Te desnorta el desatino de lo puntero. 
En los catastróficos últimos afeites te pierdes.
Parámetros de brillo liberrimo.
Todo agota vigencia y lo primero en caer es lo último.

Almas de plomo

Combates rindiendo murallas, venciendo fosos, esquivando parapetos, cruzando puertas con empalizadas de estacas.
Luchas por un botín, sin botín no hay lucha.
Valeroso saqueo de alevosa táctica.
Sin fin no hay principio.
En la derecha.
En la izquierda.
En el centro.
Lotes de caudillos.
Triada de ladrones.
Arrasáis todo incluida la protección divina.
Botín de fieras , fiero y denodado festín.
En la rendida plaza poco importa el pueblo, peones del saqueo.
Sed elíptica.
Pánico oblongo.
Oro de sangre.
Almas de plomo.
Lo mas táctico para el benevolente es morir.

sábado, 2 de febrero de 2013

Depredadores de santidad

No hago pie en esta laguna de decepciones, donde habitan los depredadores de santidad.
La fuerza desecadora del sol, hará infértil mi corazón y me cegara. Así zozobraré sin ver al artífice de mi hundimiento, el bello sol que ya nunca veré me impedirá el rencor hacia quien no vi que me traiciono.
Fiestas de bronce ante la ausencia de oro.
Iris de hierro y plomo, ceguera designio de mi Dios.


Lloraré

Solo lloraré mañana.
Nunca me rendiré hoy.
El mañana no existe y ya llegará.
Hoy los ángeles que saben de tropiezos, cuidan de mi.

El Altísimo y el Bajísimo.

En el árbol de la serpiente.
Con la divisa de Satán y las dobleces de rigor.
En tu merecida distancia aborreces vástagos que otras crían.
Ceguera de madres frustradas y generosas.
Diteismo donde se reza y alumbra al bien y al mal, a los dioses y a los antidioses, en el mismo altar. Con las mismas ofrendas y los mismos sacrificios, que temor tienes si a los dos contendientes te han vendido.
Que temes si uno de tus dos amantes va a vencer.
Rezarás por el más alto, el altísimo.
Rezarás por el más bajo, el bajísimo.
Contentando la cara y la cruz imposible errar la apuesta.

Berilo

Inmortales corceles de oxidiana me llevarán al valle de los cedros de berilo.
Mancharé con ceniza mi cabeza, presuroso gesto de polvo.
Sano juicio que encargas tu trabajo al mar de los sollozos.
Llegaré hasta el suicidio.
En el ornado lecho, tálamo de mi último goce, el más efímero.
Solo, con la seguridad del abrazo de la más que segura muerte.
Bravo sentimentalismo que tras la magnánima brutalidad para siempre se va.
¿Hombre de anchas espaldas podrás cargar con todo.?
Beligerante contrariedad, son las razones legitimas las que posibilitan y me azuzan a batirme en el último espasmo.
Sera mi premonición, entre nosotros ya no hay un istmo, existe un abismo.
Lavarás mi cadáver, lo ungirás y me volverás a colocar en el lecho.
Y me llorarás con la tranquilidad de que tras mi último sueño, cubierto por el negro velo ya nada de ti para mi vendrá.
Amor insensato que vinculas existencias a sabiendas de la nula conveniencia.


Ni el gambax

Recataré tras la ojiva la gangrena de mi torso.
Ni el gambax bajo mi coraza impide que se hiele mi corazón.
Episodios de equilibrista que enrarecen la epitasis de la que será mi fugaz y herida vida de débiles y fríos latidos.
En el helicoidal ascenso a mi escalofriante gloria sin elidir vivi en perenne elipse.