jueves, 14 de noviembre de 2013

La calma de los naranjos solos

Bribonadas de canallas.
Brilla mi casa de ausencia.
Brillantez de partida.
Ganada por los bergantes.
La calma de los naranjos solos.
La calma de la sola higuera.
Las ya desangeladas escaleras.
Y las plantas que en sus tiestos fenecen.
Ya no ladran los canes bonitos, esos que nunca ladraron pero que a su amo tanto quieren.
Ya no viven en la casa de mis tesoros.
Ya no vivo yo en lo alto de todas las escaleras.
Envidia al alto del que siempre fue bajo.
Ya hemos partido, expulsados por el exagerado desplome de un sistema que ni si quiera recuerda que un día hubo un fiel.

Delincuente de amor

Soy un delincuente.
Soy un delincuente de amor.
Un delincuente de caridad.
De caridad y desvelo hacia mis hijos.
Son carne de mi amor.
Son los recogidos, los que entre colores azules, naranjas y jarrones corrían por mi gran casa.
Mi gran casa cálida y llena de calor.
Calor de amor.
Rehago mis rutinas con su amparo, con el apoyo y aliento de ver que respiran por mi.
Lamento la inquina que motiva el brillo de mi presencia.
Lamento mi ausencia.
Y lamento que mi casa vacía recuerde el crimen.
Y espero paciente que Dios vacíe las casas siguientes.

Argamandijas

Nepotismo de aviesos que en la distinción de la baratija y la potasa se reconocen.
Marcas bordadas de mercadillo.
Chamarileras cuyo tesoro son las argamandijas.
Queríais sombra y ya la tenéis.

Sopeteadoras

Mescolanza en la orilla de las furcias con orzuelos.
Sin provanza hacen tumultos.
Gritos de maruja en un balcón lleno de tiestos.
Procaces sepultureras.
Plañideras alcohólicas de velorios.
Os dedicáis a matar santos
Gordas sopeteadoras más le valdria al mundo tapiaros dentro de vuestras casas.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Soy un radical

Como no radicalizarse, si hoy es la única forma de defenderse.
Me zono en las acciones, en los hechos, no tormo partido por lo que dices, si no por lo que hacer.
Soy un radical del amor, un radical del respeto, pero si no me respetas, por mis ideales mato.

Plaza mayor

Menos inteligencia que una carpa china, o deberia decir que una carpa de hielo.
Helado se queda uno con tan reiterada ocurrencia, se que es por dinero pero hay tantas formas de ganarlo. Y todos sabemos que hay formas menos zafias de hacerlo.
Es sabido que la sin estética, amen de al falta de ética es el leit motiv de la política. La mal llamada vocación política, a no ser que se le añada de medrar.
Más zarrios no, que satura tanta espantosa ocurrencia.
El espacio publico, es del publico y máxime uno tan importante como la plaza mayor, plaza de todos y no de unos pocos, que previo pago van a la pista de hielo.
Es la plaza la recepción a la ciudadela y como tal debe ser mimada, no esta ya bastante socavado su valor tras tan trágica reforma y tanto uso privativo de la misma y hablo de las terrazas.
Hay circos que no se pueden consentir y esto es purito circo de barrio, por eso digo desde mi exilio, ese que ha propiciado la casa consistorial de Cáceres que por cierto mira de frente al circo que es hoy la plaza, digo no a la carpa china, de hielo, o de rumanos..

El temor nubla mis momentos

Temo tanto al daño que le puedan hacer a mis afectos que sufro con antelación.
El temor nubla mis momentos.
El temor al malvado.
El temor al malvado, que se que existe y vive bajo mi casa.

Asesinos de perros.

Los asesinos de perros ya sea de sus perros o de los perros de otros no saben el dolor que infringen.
Los perros son hijos de humanos que así en libertad y con el extraño amparo que nos da el sistema lo decidimos.
Pero siempre hay un hijo de puta suelto, presto a envenenar, a quitarse el cinturón, coger un palo o darle un tiro.
Sois segadores de vidas, de vidas que no os pertenecen.
Espero que os parta un rayo y agonicéis por lo que hacéis a seres cándidos y sin maldad, que es lo que son los perros.

Sorda justicia

Escarabajos eternos velad mi sueño.
Conciliad mis ansias de justicia, tormenta de mis días y mis noches.
Este tiempo tiene un ritmo que me agota en su calma.
Burocracia para vivir una vida muy larga.
Frutos o tormentos de senectud.
Olivares sobre alfombras verdes de briznas de otoño.
Horizonte limpio que profetiza el invierno.
Raso, frío, seco.
Si me sacas un ojo presto te lo debería sacar yo a ti.
Callejuelas torcidas para que tu sigas viendo.
Bancales de tesón, de necesidad, de fuerza.
Manos roturadoras que exprimían a lo accidentado un mendrugo de pan.
Esa es mu herencia el sudor de los míos y tu y tu cohorte de arpías me lo habéis robado.
Somos tantos los que gritamos socorro al mismo tiempo que solo te llegan extenuados sollozos.
No confió en ti sorda y ciega justicia.

Cenizas al olvido

Agonizas en la fría extrañeza.
Salas de transito.
Depositados allí para fallecer.
Sin ruido, sin presencia, en la ausencia.
Sin nada que recuerde el calor del hogar.
Sabanas de olor ajeno.
Sabanas frías.
Sabanas sudario.
Mortaja de frías sabanas.
Soldaditos de plomo.
Peones de barro.
Que han finalizado la partida.
Que ya no tienen jugada.
Al margen del tablero, para que no importunen.
La rapidez del mundo.
Lo perfecto y joven que es todo.
Las cremas faciales.
Las casas pequeñas donde no caben tus padres.
En la casa de tablas.
Esperando la caja de tablones.
Y el velorio verbena.
La casa de velorios y de gimiqueos comunados.
El negocio de la muerte.
La sórdida trastienda de los últimos años de vida.
Y el cuerpo desaparece y desaparece el problema.
Cenizas al olvido.

Corrosiva micción

Se faja el informe intentando buscar la forma.
Es el alarde estético y la profusión de detalles de las mentiras.
Tengo seca la garganta de tanto pedir auxilio.
Carniceras picadoras de ángeles, aniquiladoras de gloria.
Como vais a ascender si lo vuestro es rodar.
Avalancha que todo lo pringa y arrasa.
El único reflejo que tenéis es el del charco infecto de vuestro orín.
Corrosiva micción que desvela verdades. 

Ladrando en el lodazal

Chapotean ladrando en el lodazal los hijos de la obesa.
Nuevos cerdos que perpetuaran la peste en el mundo.

Corazón motor, corazón amor

El pensamiento es un bucle, tiene sus vicios, sus manías, sus rutinas.
Pienso con las manos frías intentando calentarlas con el corazón.
Corazón motor.
Corazón amor.
Ambos bombean mi vida por igual.

El bucle de la miseria

Se siente pereza con tanto frío.
Pero la pereza la supera el hambre.
Trabajar para comer.
Comer para poder trabajar.
El bucle de la miseria.
Es imposible abandonarse cuando no solo te abandonas tu.
Abandonas a los tuyos, sangre de tu sangre, carne de tus entrañas.
Con frió y humedad consciente de que acortas tu vida.
La acortas por la la fuerza de tus entrañas de amor.
Largas jornadas que alargan el día.
Con las manos frías y las carnes magras por lo justas que van las fuerzas.
El bucle de su miseria es el bucle de su riqueza.

Forrado de oro.

Ostentar no es esconder.
El ostentoso va más a las claras.
El que ostenta eso es, eso tiene y con ello tapa fisuras.
Temo más la avaro, que es el que esconde.
Bajo su manto de harapos va forrado de oro.