jueves, 17 de enero de 2019

La Miriñaca


Nunca las destrezas son infinitas, siempre somos víctimas de las carencias. La necesidad es voraz apetito y como tal hay que aprender a satisfacerla y a controlarla. Buscar apoyos es generar deudas, la necesidad genera empréstitos.
La Miriñaca, desde pequeñita sintió la desdicha del descontrol, de la necesidad descontrolada, del apetito indómito. Y fue ese furor, el que la preño muy pronto, el que la preño enseguida. Joven y cándida madre que creyó que su hijita era una nueva pero esclavizante muñeca.
Aun así la maternidad no calmó sus desafueros y el cántaro lañado volvió a la fuente una y otra vez, hasta que de nuevo el estado de cinta, la señaló de nuevo, ató a sus faldas otro churumbel.
Desideria Topón, era la hija mayor de "El Miriñaque", un hombre débil, buscón y afeminado, que por el que dirán y que nunca dejaron de decir, se caso con la desdichada de Remedios Jacinto.
La Miriñaca aprendió pronto en casa, de vicios y desafueros, de alcahueteos, de chismes, de enredos de baja pasión.


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