viernes, 4 de enero de 2019
Mis heridas tras la caída
Es la vileza de los que te apuñalan en las horas bajas.
Horas de acentuada tortura, de oportunistas torturadores que en la caída vuelan en círculos.
Hampones que esperan, que transitemos por el erial del fracaso, para dispararnos a quemarropa.
Lleno de llagas no tengo amigos, sólo una jauría de hienas que espera, que me rinda la vigilia.
El calor de mi manada es mi fuerza, no soy nadie sin los perros de mi manada.
Ciudadela de afectos que cauteriza la sangría de mis heridas tras la caída.
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