No hay casi hojas en el suelo después de las serenas heladas nocturnas.
Gorriones haciendo funambulismo en un alambre, a la luz del foco astro rey.
Así me siento yo frágil delicado e inestable.
A ambos lados abismo, pero siendo un ángel sin alas.
Precipitar o continuar dando pasos al frente.
Claro día de diciembre, que entre abre la puerta al nuevo año.
Vació, neto, raso, agobiante.
Los árboles semidesnudos se asolanan estáticos.
Calma al sol de invierno.
Brillan los copistas en la medida en que nadie conoce a quien copian.
Novedades del baúl de otros, de la cabeza de otros.
Nacidos para copiar.
Nacidos para ser copiados.
Extrema zonación que nada tiene que ver con el éxito y brillo.
Si la cabeza da la orden a la mano.
Como ahora dice ignorar que fue cómplice del robo.
Cabezas que obran sin manos.
Manos que obran sin cabeza.
Os perdono pero no olvido.
Me quedan las cicatrices de mi cuerpo.
Recuerdo indeleble.
Fieras que me habéis dado brutales bocados .
Y habéis huido con un trozo de mi ser entre vuestros dientes.
Tesón, firme e inamovible.
Mantengo unida a mi tropa.
Tropa de disgustos, de envidias antiguas.
Tropa de perezas desestabilizadoras.
Ese es mi ser, obscuridad y chirriante luz.
Peso y ligereza.
El vinculo de la necesidad es más fuerte que el amor.
Noche y día unidos por el rojo hilo del amanecer.
Soy un espectador de calamidades.
Sabedor de dolencias.
Sabedor de remedios.
Sin razones para vivir.
Pero postrado en el dejar pasar.
En la molicie de este mundo monótono.
Hay vidas que las sostiene el parasitismo y el crimen.
Vidas al servicio de la más baja de las envidias.
Formas informes que ninguna faja doma.
Alíen que fagocita belleza en su seno de deformidades.
Rémoras que el sistema en su buenísimo ampara.
Maremotos que al amparo del populismo crecen.
Averno de perdición y donde el Minotauro nunca encontraría la salida.
Laberinto de ponzoñosas tripas.
La libertad es una batalla continua contra el que te zancadillea y agrede.
Contra el que pretende a través del crimen y el delito engordar su mediocre y envidiosa libertad.
El perdón no llueve del cielo.
El perdón se gana.
El crimen se purga.
Y el daño se resarce.
Fácilmente miento.
Fácilmente encadeno mentiras.
Mentiras para consolar.
Mentiras para no dañar.
Mentiras de amor.
Por piedad miento muy fácilmente.
Sangra el castigo.
Sangra en demasía.
Sangra sin contentar a la degolladora envidia.
Del alma no se hereda nada.
El alma al partir sus tesoros se lleva.
Solo deja una estela que con esfuerzo otros sigan.
Tesoros que se evaporan.
Envidia que con las manos vacías vuelve a envidiar.
Las almas aun ausentes ocupan su espacio.
La sombra de los espíritus es más potente.
Amantes abandonados en las cunetas.
Cunetas de la suerte.
De la mala suerte.
De la suerte de rejoneo.
Amantes que han recibido dolor a cambio de sus besos.
Florituras de culebrinas chismosas.
Chasqueadoras de látigos que no temen en pecado comulgar.
Madres de vulgares pimpollos que pierden de forma muy zafia aceite.
Sarasones que se ruborizan con pimentón.
Chabacanas ásperas, desenvueltas y muy malas.
Altas vallas a barlovento.
Culebrea el que intenta escamotear al guardián.
Si el ladrón supiera que toda la gloria que ansia no es tal gloria.
Hay entre mis alhajas bocados muy amargos.
Y hay en el podium compañeros que te dan fieros bocados.
Engarzáis delios y los lucís en la solapa, en el anular, en le sombrero.
Que fácilmente se olvida el arrastrado origen, cuando uno se cubre de delictivas alhajas.
Diamantes de usura y crimen.
De grandes cuentas.
De grandes estafas.
De grandes partes que substraigo para mi.
Lucen los delincuentes sus delitos como glorias que airean su usurpado estatus.
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