Ni envueltos en banderas, ni quemándolas.
No puedes herirme en el cuerpo y con ese atentado hieres mi alma.
No pido que beses la cruz, yo si la beso.
Pero te pido que ni la ofendas, ni la pises.
El respeto de los simbolos no es el respeto de un objeto.
Es el respeto a una idea, a una fe, a una patria, a una creencia.
A mis creencias.
Se ha hecho el silencio en los oscuros patios.
Patios de perros que aúllan a la luna.
La avara luna que brilla sola.
Vedette de la noche oscura.
Se ha hecho el silencio que yo esperaba.
Hasta hoy grita la plebe, que suelten a Barrabas.
Como creer en el mundo, sí es con mentiras, tan fácilmente inflamable.
La chusma no razona.
El populacho sólo quiere circo, circo, arena y sangre.
Enlazo ideas peregrinas, con fuertes lazos, las ligo entre sí, para hacer un todo.
Y todo me da vueltas en el embrollo de pensar.
Me lían y me deslían las palabras, en un torbellino travieso.
Surtidor de un claustro donde no existe la calma.
Pensar me desordena y me obstino en buscar el orden en el pensar.
En un extremo, mas no extremado.
En la otra punta, mas no apuntado.
Justo en el filo, mas no afilado.
Soy un hombre que vive en el extremo.
En el extremo, de ti más alejado.
Cautelas de amante curtido.
Todos entramos en el juego de marcar territorio.
Todos abusamos del termino mio.
Y sí nos lo planteamos,¿ tantas cosas son nuestras.?
Los exclusivos disfrutes.
Los disfrutes excluyentes.
Con nuestro sudor o con el sudor de los nuestros adquirimos propiedades.
Por las que todos los años, los meses y los días pagamos tributos.
Impuestos de exclusividad.
Nos pasamos la vida marcando territorio.
Con contratos, con escrituras, pactos de poder.
Fidelidad y posesión.
Marcar a hierro a nuestras reses.
Y total para nada, para ser esclavos de un sistema de ataduras y aranceles.
Pagos para perpetuar el poder, el poder de los nuevos señores, los nuevos amos.
Los granujas que amparados en este sistema de fideicomiso, viven apoltronadas en el cobrarnos por el sudor invertido en nuestras propiedades.
Yo soy mi pecado.
Yo soy mi tentación.
Yo soy mi vicio.
Me antepongo.
Me sobrepongo.
En el camino la consecución de la virtud me interpongo.
Peco por placer.
El placer me hace pecar.
Sí me adormeciera un poco al sol de la mañana.
Sí el sol de invierno mitigara el frío de mis noches.
Sí como los lagartos entrara en calor.
Sólo asolanandome.
Me hiela tu ausencia y sé que no vas a volver.
Las marcas de la vigilia desdibujo.
Solo yo se lo que lloro a solas.
Solo a solas yo lloro.
A nadie muestro mi flanco herido.
A nadie digo que estoy dolido.
Y solo y encerrado a solas me lamo las llagas.
Enredados en el amor eterno.
Perdemos muchos instantes de microamor.
Esquiva la pequeña presa el enorme zarpazo.
Y tiene un día más de vida pues hoy no será alimento de la fiera.
Bajo los errores del grande.
Bajo la magnanimidad de los desatinos del gobernante.
Quien maneja mi barca que a la deriva me lleva.
No me ciegan los ojos verdes.
Me ciega el seguir vivo mañana.
Gobernados por las cortas miras.
Acobardados por las cortas metas.
Siento que la libertad es un corral muy pequeño, donde acorralan los malos a los buenos.
Siento su estrechez, y siento frío el aliento del malvado en la nada protectora cerca.
Cercas para impedir que nos movamos, cercas para ellos campar a sus anchas.
Cansado está mi cuerpo.
Rendido por el tiempo.
Por las hilanderas laboriosas.
Por las agujas de las horas.
Por las puntadas de las heridas.
Zurcidos para seguir.
Dormir para poder coser vivencias.
No es temible mi lengua.
Sí queréis silenciarme no me cortéis la lengua.
Debéis amputarme las manos.
Así como el ladrón con ellas roba.
Yo con ellas pregono.
Bellas mariposas que han perdido las alas.
Sin poder volar por la forzada impostura.
Fuerza este mundo a la belleza a hacerse zafia.
Buenas maneras que hay que transformar en malos modales para poder sobrevivir.
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