jueves, 6 de febrero de 2014

Asestar

Bajo el dosel del deshonor.
Baldaquino de miserias.
Helicoidal asciende el sahumerio de perdones.
Misereres de verdugos bufones.
De sarasas locas aturdidas por la neblina de la santidad.
Adobando maldades estan las manos que estrangulan trinos.
Sin vacilaciones enristran la lanza de la envidia nata.
Desearía tener la fuerza para coger una estaca y asestar el golpe que ponga a esta historia el punto final.

El aire lo impide

Me gano el cielo entre brumas y cicatrices.
Arpones que por amor frena el viento.
No me alcanza el bronce que me lanzan fúnebre.
No me hiere la mano fiera porque el aire lo impide.
Lo etéreo rinde al hierro.
Al hierro lo etéreo rinde.

El socavón de la deflagración

Chirría el cerrojo de mi cárcel de anacoreta al cerrarse.
Para meditar no necesito oropel.
No me cierra la cárcel, me protege de la garganta ansiosa.
Mi mundo habita en mi, donde yo voy va él.
No es esta mi última morada.
Para las huestes de insaciables sí.
Nacer, vivir y morir en el mismo sitio, para solo dejar en él, el socavón de la deflagración.

Feriantes bombillas

Esperando el turno de paredón.
El tiro de gracia.
Triunfo de la desdichada glotonería.
Premio a la más abyecta indignidad.
Se desvanece en el ensangrentado suelo el firmamento de verdaderas estrellas.
Y en ramplón alarde se sustituye por un techo raso de cañizo plagado de feriantes bombillas.

Llora el tejado goteras

Arroyos paralelos de torrencialidad.
Peina el tejado a la lluvia y doma su fino pelo en rayas.
Cascadas que en estrépito al llegar al suelo se estrellan.
Agota la lluvia al tejado que de peinar sus cabellos se cansa.
Y en el cansancio llora goteras en el desván de mi casa.

Velas desplegadas

Esclavo del amor, del tormento de amar.
De la tormenta que es amarte.
Velas desplegadas en el vendaval, con el ansia de sentir sin medida.
Sin medir el riesgo del desmedido amor.
Sin pensar que las horas futuras existen.
Apurando en furia el segundo de hoy.
Ciego de amor voy tras de ti, a por ti.
Nada me colma, nada me llena y tras el galope febril me vació y deseo otra vez estar de ti lleno.

Séquito de pequeñesces

He abandonado mi séquito de pequeñeces.
Me he desprendido de las alfileres que me inmovilizaban. 
He partido al destierro sin carga.
He partido sin bocado, sin albarda.
Libre voy sin la corte de numerosas presencias.
Libre estoy en la corte de ausencias.
Castillo vacío que llenarán mis sueños.
Reino vacío por el que camparán mis perros.

Iguales

Hoy me he levantado empapado de fe, de fe en el hombre.
No como especie global, pero sí como campo que entre mucha cizaña da libérrimos frutos.
Mis iguales que han nacido esparcidos por el mundo, por los confines del campo, entre áspera y urticante maleza, pero ahí están gritando como yo, con fe para poder localizarnos, tocarnos y darnos el calor necesario para sentir que merece la pena vivir............ 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Época turbulenta

Cansa el exorcizar alma negras.
Elevando el puente de mi defensa.
Como utilizar bridas y espuelas con mis caballos de plata.
Mi protección es encierro porque no puedo ofrendar al enemigo carne de cañón.
Mis leales servidores son mis amigos, mis leales animales son mis hermanos.
Altas tapias para que no me aguijoneen.
Época turbulenta en la que buscan un flechazo en mi pecho.
Hechizos de tinieblas que buscan arruinar mi vida terrena.

Empalizada de rosas

Osa levantarme la mano la escoria de los porquerizos.
Arrebatada como leche que se bufa y pringa la hornilla.
Me sacuden las envestidas de coraje ciego de último.
Odios cinchados que desmoronan honor.
En mi refugio ermitaño no tengo espada, ni lanza.
Solo mil embalsadas palabras en las noches de vigilia e insomnio.
No se rinde a la zorra con una empalizada de rosas.
¿Cómo defender la casa sin puertas del sanguinario y envidioso ladrón?


Fina metralla de arena

Sentiré en mis yemas el frío del mármol.
La rigidez del adiós en el puerto.
La salada humedad de la orilla.
La fina metralla de la arena.
Y como en la barca se aleja mi luz.
Y yo en la playa me sumo en mi sombra.


Amigos de hambre

Busco la mano amiga en las calles donde vaga la penuria.
Donde habita el que en silencio rumia dramas.
En las barracas del destierro del hombre noble.
En el circo del pan, en las calles del circo.
Lo reconoceré por lo poco que necesita y por sus fieles perros.
Amigos de hambre, amigos con los que es llevadera el hambre de besos amigos.

La valentía impotente

Fallecen las miradas celestiales.
Las mata el cansancio.
La visión permanente de injusticia.
El llanto ajeno.
Se apaga el brillante fuego de los ojos.
En la valentía impotente. 

Babilla brillante

Saliva babilla brillante el cerdo ansioso.
Regocijo ante el pájaro muerto, festín frugal.
Casa de gritos y patadas, de ladridos y coces. 
Disparos de seres orondos que truncan vuelos. 
Porque su envidia les impide ver a otro ser volar.

La rivera izquierda

Podrás escapar del mezquino por las calles anchas inundadas de luz.
Huir de los empinados escalones de la torre cárcel.
Enquistación que nos proponen para salvarnos y a ellos en el encierro no importunar.
Cuando hayas cruzado el vació, cuídate de la rivera izquierda.
Si el amigo te cierra la puerta, es porque es un camino cortado, un precipicio, un vado o un cenagal.