viernes, 12 de febrero de 2021

El hijo de Nicanor


Cuando la noche caía y terminaba tomando los últimos tragos en el bar de la Genara, Kiko, según bebía se iba cambiando de bolsillo unos guijarros, así la harpía de la tabernera, que apuntaba las rondas  rayando con un tenedor, no lo podía engañar y si tragaba Kiko, con el engaño, era después de haber soltado sobre el remostoso mostrador los guijarros de cuarzo rosa del Matón de Arsenio, la finca donde pastoreaba las cabras de los Fuentemayor.
Todo lo que nos  dijo y se nos olvido, porque no lo queríamos recordar, construía la larga historia de Nicanor, la historia sin saldar que legó a su hijo, y que a este, atormentó hasta el fin de sus días.
Beber y morir es una elección simultánea.
Kiko, había elegido beber para poder vivir.

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