Requerimientos de desesperación.
El alivio de llorar amargamente.
El forzado camino de la queja para poder mudar de estado.
Rezar para que termine el día y el mañana sea diferente.
Sin pedir no puedes alcanzar lo que a tu mano es inalcanzable.
Si nadie me escucha y nadie llora mi muerte me diluiré.
Todo habrá sido inútil o poco útil.
Son malvados los que no escuchan al que implora.
Los que desoyen la queja de las necesidades, que insatisfechas matan.
Huesos fríos, huesos quebrantados.
Pindongas que con el verbo sucio y la mano larga agreden.
Multiplican el daño los muros que hacen eco.
Precipicios sin briznas que solícitamente se prestan a propagar afrentas.
Mi corazón rendido late en mi palma.
Late en entrega.
Late en incertidumbre.
Es expuesto el ofrecer.
El claudicar y dar sin que hayan osado pedir.
Todo cabe en mi palma.
En esencia poco tengo.
Y lo que tengo conquistado lo ofrendo.
Mas al rendido poco se estima.
Y fácilmente se denosta lo que se rinde sin batalla.
En la paz de la martirial palma.
Que tranquilo duerme el simple razonando con tanta simpleza.
Que sencillo es el mundo reducido a tanta simplicidad.
Todo tan corto, todo tan atado, todo a la vez tan suelto.
Sin prejuicios ante nada, como animal humano.
Más cruel que cualquier especie, con unos simples y despiadados instintos.
Que fácilmente resuelve, que poco tormento tiene, la justa empatía, el justo conocimiento, la adecuada ignorancia.
Quiero en la necesidad, estimo en el necesitar.
Que fácilmente aniquila el simple lo que es complejo.
No es bueno por naturaleza y la naturaleza no le hace bueno.
Etiquetamos de bucólica santidad a una fiereza sin forma o con la única forma simple, medrar y sobrevivir.
Ilusiones ante la promesa de amoríos.
Excitante y altanero de libertinaje.
Príncipes que mendigan pasiones.
Señores a la caza de la sordidez.
Peregrinaje de antros y burdeles.
Éxtasis y miseria regada con alcohol.
Necesidad de vender.
Capacidad para comprar.
Rostros y cuerpos para olvidar o para recordar siempre.
Albas lavadas en la sangre del cordero.
Rojo de apocalíptico amanecer.
¿Como redimir al pecador del nefando crimen?
Ara de gloria cincelada en martirio.
Reos invitados a sentarse junto a la luz que perdona tropiezos.
Junto al sol que trae el día.
Hasta para quien ha decidido que no lo quiere ver.
El amargor de la sinceridad.
Volver sobre los pasos del tropiezo.
Autopsiar el veredicto.
Refunfuñar ante la torpe osadía.
Pataleta y marcha atrás.
No todos los caminos llegan al fin.
Pero todos los caminos sirven para llegar a un final.
El prospero viaje de los depredadores.
El rendimiento de los hipócritas cumplidos.
Certeras detonaciones para las que no hay chalecos antibalas.
Gacetilleros que flotan en el pantano a base de lisonjas.
Apremia desenmascarar, pero nade quiere ver.
La verdad viste de andrajos.
La mentira de sedas.
Berridos de baladrón, sin ninguna autocritica.
Planes trazados para vencer en el espectáculo de la calle.
No es la cualificación un merito, mas bien es un obstáculo.
Se revisa la victoria para que gane el perdedor.
Nada es punible si lo ejecuta mi mano.
Cualquier medio es bueno si es para conseguir mi fin.
Amenaza el totalitarismo con prohibir.
Corriente asesina de pensamiento único.
Que primero estigmatiza y mancha.
Para luego en la enfervorecida plaza poder quemar con escarnio en la hoguera.
Calles revueltas en las que focalizar miedo, dirigir odios y ponerles delante un culpable.
Para que encaucen la rabia, para que en una única dirección arrasen con todo lo que al totalitario estorba.
Solo existe una verdad, la verdad revelada, siempre de todo es culpable el otro, aunque el otro aniquilado ya no exista, pero se mantiene viva su memoria, la memoria historia, la historia manoseada y acicalada como calumnia que se desposa y se viste de nívea novia, teatral novia de virginidad ausente, de amor ausente, de odio presente.
Pescadores de poder y fortuna que faenan a la izquierda y a la derecha de la barca. Faenan en la soflama barata que estimula el bajo instinto de amputar todo talento que sobresale, sin gloria la miseria es gloria, sin cielo el infierno es cielo, sin libertad, el totalitarismo ocupa su sitio, a lado de la justicia que ya no es ciega porque en esta etapa necesita ver a quien juzga, justicia de parte, de parte de los correligionarios.
Tizna el sarcasmo la blanca pared.
Camino para trastabillar.
Se vuelca el sentido común.
Perfidia de inferior.
Contubernio de perdularios.
Manchan la nieve las botas de la reina de la porqueriza.
Desbandada en los muros.
Desbandada en el cerco.
Ya nada me encumbra.
Ya nada me apoya.
Ya nada me protege.
Ya toda la muralla ausente sobra.
Nada pago, ya ningún vasallaje rindo.
Corte ausente, amigos en fuga.
Teme el interés que le salpique mi drama.
E interesado actúa corriendo lejos, muy lejos donde no escuche mi grito.
Donde no se oiga mi queja.
Como acotar el baldío.
Portillos que descierran el campo.
Bancales que en la ruina se rinden al terraplén.
La cabra tira al monte.
Y el monte se cierra en maleza.
Se desrotura el monte.
Se llena de escobas, jaras y zarzales.
El monte se desata.
El monte se desrinde.
La rutina es más fuerte que la vida.
Bosque de rutinas que seguirán sin nuestra presencia.
Ritmos que acontecerán en nuestra ausencia.
Nada para para verte llegar.
Nada para para verte ir.
Nada para aunque tu ya ni estés aquí.
Inmutable rutina.
Indolente rutina.
Para siempre no significa dejar de vivir.
Para siempre solo es vivir lo elegido.
Es vivir la intensidad del amor.
Es elegir el centro, entorno al que por amor gravitar.
No se puede girar entorno a varios planetas.
El amor es tener un único sol.
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