El artero roba

Que fácil es pedir.
Que artero es robar.
El deseo incendia el deseo.
El deseo calcina la pasión.
Sin inteligencia no hay AMOR.

De alma y pan

Yo no solo doy pan.
Doy mi alma cuando comparto el pan.
Solo esas dos cosas poseo.
Y de la mano van.
Pan para subsistir.
Alma para caminar.

Ligero de amigos

Son un lastre los recuerdos,
cuando no se tiene techo,
cuando se muda mucho de techo,
cuando se está siempre de viaje.
Ligero sin cargas camino.
Ligero incluso de amigos.

Lo que ayer perdí

Con los primeros fríos.
Las primeras perdidas.
Nubarrones de septiembre.
Tormentas de inflexión.
Mañana lloraré lo que he perdido hoy.
Hoy lloraré lo que ayer perdí.

La belleza llana y simple

La belleza llana y simple del cabujón.
Es en la transparencia donde se mide pureza.
Donde el reflejo de la luz.
En la superficie sin bordes.
No encuentra precipicios.
Alma encerrada en cárcel sin rejas.

Añoro el ayer pero no sabe a hoy

Palpito herético de mano de viento.
Beso en la nuca en la alcoba fría.
Asignaturas pendientes que se aprueban tarde.
Cuando ya nada es suave y el hálito no es fresco.
Madrastra que nos atormenta.
Paseándonos por el vértigo de los precipicios.
Añoro el ayer pero no sabe a hoy.
Las salas expoliadas hablan de olvido.
En el hangar de las camas que se oxidan y duermen.
Ya no hay ningún grito.

Bañadas de sangre

Sabes muy bien porque son rojas mis palabras.
Sabes muy bien que nacen de un corazón herido.
Sabes muy bien que las vomito bañadas de sangre.
Sabes muy bien que tengo un corazón diligente.
Y sabes muy bien que se aceleran con el dolor sus latidos.
Rápido en piedades es mi pulso.
Es febril como por ti perdí el sentido.

Secretos a voces

Son los secretos a voces, los más amparados por los zarzales.
Alambradas de espinos que impiden apresar al dante y tomante.
Negocios sucios a plena luz, pero con todas las luces compradas.
Unta a muchos y quedarás impune.

El secreto del longevo

El temor agarrota, pero la mayor parte de las veces protege.
Ser temeroso fondo inmóvil es no ser presa.
Y quien se salva puede cambiar de bando y señor.
La historia la escribe el cauto, aunque el artífice es el osado.
El temor es el secreto del longevo.
La gallardía es amiga del chisporreteante breve.

Su reino es ciego

El tuerto sabe que su reino es ciego.
Impedir ver es afianzar su reino.
Invertida Esparta, que crea en la discriminación manejables ejércitos.
Alabaré la visión monocular como dogma de fe.
Fe ciega en el único que por su único ojo ve.

Burlar a la muerte

Fascina tanto burlar a la muerte.
Fascinan tanto los cuerpos que parecen haberla burlado.
Bellas reliquias que en estancos nichos de deshidratada belleza nos sonríen hoy.
Todo es posible e imposible a la vez.
Todo nos habla de fe.
El más allá aquí.
Aquí construimos el más allá.
El aquí solo lo destruye el que está aquí.
No temas a Dios, teme al que no teme a Dios.
El saqueo es obra humana.
El saqueo nunca es obra de Dios.

Las puertas angostas

Son las puertas angostas las que defienden mi casa.
Son las puertas por las que solo entra el asceta.
Es tan vulgar todo lo que el ego engorda.
Que pocos pasan por el ojo de una aguja.
El que por la pacotilla brilla.
Es el que no traspasa el umbral de mi casa.

No es segura la nube

No hay nada como atesorar en la casa solariega bajo una gran losa.
El las nubes todos roban.
Solo bajo siete llaves y en casa está segura mi honra.
Solo bajo la gran piedra está segura mi trastienda.
Solo en el silencio del sótano puedo esconder con calma.

Sonreiré para el facebook

Me siento un vendedor de falsas sonrisas.
Perfil de felicidad.
Espejo de teatral gloria donde me miro, donde me ven.
Estanque virtual plagado de cocodrilos.
Carne para la más exigente de las fieras, mi atroz ego.
Yo y yo como un bucle, yoyo que me enreda en un movimiento extenuante de mismidad.
Pecera de felicidad, placebo de ficción.
Puente sin baranda sobre el precipicio de los desconocidos.
Sobre la ira de un mundo que estigmatiza al que no sonríe.
Reiré para mi publico.
Reiré para el facebook.
Selfis de infelicidad.
Solo presumo de lo que carezco.

La nueva infancia merece una fe

Es el momento de esconderse.
Es el momento de travestirse de zafiedad.
De perder todos los contornos de gloria.
Es el momento de arrastrase y rectar como alimaña.
Solo confundido se puede salvar el mañana.
El hoy ya no existe, pero la nueva infancia merece una fe.
Una fuerza que les anime en la tarea de desescombrar.
Solo se vence un desierto, si alguien más sabio, te dice que es vencible.