martes, 16 de septiembre de 2014

Efímeros reyes

Reyes de ninguna parte.
Ataviados para en todas partes reinar.
Reyes de un día.
Reyes de un instante.
Instantáneas de efímeros reyes.

La campal batalla

El estratega lidera desde la retaguardia.
Nunca encabeza la campal batalla.
Carne de líder.
Carne de cañón.
Debes simultanear el uso de la cabeza y el corazón.
Al corazón fácilmente se le engaña, a la cabeza no.

El hueco

El hueco que dejas alguien lo llenará.
Has huido con el candor del ingenuo.
Con el candor del insensato que se cree pieza única.
Aire es el mundo y llena el vació dejado, entrando por cualquier rendija.
Sentir que algo falta, fuerza a cubrir esa carencia.

Onerosos ojos

Turbios y onerosos ojos.
Exasperación de famélico.
Sarpullido que obedece a tu poder urticante.
Respuestas a tu labriego mercar.
Ara la sarna del desdén del amado.
Amados que no aman.
Amados que envenenan.
Fúnebre entierro donde el cadáver soy yo.

Ni en sueños

El que nada teme, plácidamente duerme, y ni en sueños blande espada.

Brama el mal de amor

Hay heridas que en silencio arden.
Quemazón interior.
Brasa alojada en los entraña.
En el vericueto más recóndito.
El el laberinto de las sueños.
En las yemas de los dedos al acariciar.
Brama el mal de amor cuando sale el lucero del alba.

Esperpento satanico

Que ocurrirá cuando se apergamine la tersura.
Y muten los escritos de tu torso.
Y la bella caligrafía se torne esperpento satánico.
Dura más un libro que un cuerpo.
Arde mejor el alma que un poema.
Muta más nuestra lengua que lo escrito.
Si no escribes te olvidarán.

Amenaza el amenazado

El cercado se defiende.
El cercado construye cercos.
Amenaza el amenazado.
Se venga el dolido.
Si en el pedregal esparces odio, aun sin tierra arraigará.
Nadie olvida lo que a hierro en su corazón se ha marcado.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Con el fusil cargado

Con el fusil cargado camina el alfeñique.
Delicadezas de sectario.
Quietud entre los cerezos desnudos.
En vapor se deshace el ascendente.
Y ante el evanescente progreso teme.
Por la tierra ganada aun mar iracundo.
Sin firme bajo los pies es imposible el retroceso.
Es arena el populismo.
Es arena sin cal.
Agazapado en el vertical acantilado está el libre pensador.
Teme el disparo del que legitima el libre pensar.
Rígido parámetro del que si te distancias, a plomo mueres.

El pueblo solo se ata dispersando el voto

No se puede gobernar a golpe de amenaza.
No se puede atenazar un mandato con la espada de Damocles.
Venderse para pagar el empréstito.
Si solo no puedes, no esperes que salga gratis tener compañero de batalla.
El pueblo que dispersa en florituras su fuerza, paga caro el descriterio de esa mescolanza.
Ententes de tuertos, acuerdos de codicia.
Se aviene el ratero si se le consiente el robo.

Llego el gris para quedarse

Las culebrinas luces rompen el alba.
Grietas de luz que en flasazos adelantan el día.
Escurren los ángeles sus pañuelos de lagrimas.
Llego el gris para quedarse.
Se vuelven los castaños de ámbar, antes de desnudarse.
Trina mojado el gorrión en la borrascosa ventana de mi salón.

Temes mi reguero de pólvora

Si nada valgo, porque me tapas la boca.
Si soy tan poca cosa, porque con tus gritos me callas.
Si no tengo razón, porque mi razón silencias.
Si mi teoría tan poco importa, porque me impides propagarla.
Temes el reguero de pólvora, porque puede dinamitar al balsa de tu farsa.

Síndrome de ajada zorra

Que tu denostes el bocado deseado, no hace que el bocado ya no exista.
Sin ti sigue existiendo, sin ti sigue siendo igual de apetecible.
Cerrar los ojos al placer negado, no hace que se esfume el objeto de lujuria.
Síndrome de ajada zorra que ve verdes las uvas que no alcanza.
Flores que nunca estarán en ninguno de los jarrones de tu casa.

domingo, 14 de septiembre de 2014

La pobre luna

Huele a parra húmeda.
Huele a lluvia oscura.
Es muy corto el universo.
Bajo la pobre luna.

El agua hirviendo


Es agua hirviendo la verdad.
La verdad escalda al mentiroso y desmonta su castillo de trilero.
Sólo despega la roña de la demagogia el agua hirviendo.