El nefasto aturdimiento.
Sin brújula se va cuando te traiciona el amor.
Desconfianza que corre aguas arriba.
Desconfianza que mancha todo el caudal.
Cuando se descubre la mancha.
Queda manchado todo el amor.
miércoles, 8 de octubre de 2014
Zafiedad de ciencia ficción
Se paga muy cara la cercanía de la cochambre.
Se paga caro confiar en un ladrón.
Se paga caro esperar del verdulero gestos refinados.
No endereza la trayectoria el bólido que no se quiere enderezar.
No aleja la colisión pensar que esta no va a ocurrir.
Hay muchas cosas que ocurren y no han sido ni imaginadas.
La zafiedad de algunos seres supera la ficción.
Se paga caro confiar en un ladrón.
Se paga caro esperar del verdulero gestos refinados.
No endereza la trayectoria el bólido que no se quiere enderezar.
No aleja la colisión pensar que esta no va a ocurrir.
Hay muchas cosas que ocurren y no han sido ni imaginadas.
La zafiedad de algunos seres supera la ficción.
La alcoba infinita
Del cuerpo ajado de tanto desvestirse.
Del cuerpo que se desmorona sin la horma del vestido.
De la soledad tras la urgente contienda.
De la prisa por volver a batallar.
Astucia, tormento, hambre.
Sudor sobre sudor.
Babas sobre babas.
Nada llena el desamparado dormitorio.
Nada llena el cuerpo vació.
Transitan los sapos las escaleras del lamento.
Sabe a sapo el quebrado paladar.
Ya no es posible encontrar lo especial.
Ya no es posible dar algo especializado.
Muerde la luz las corridas cortinas.
Muerde la vida el cuerpo violentado.
martes, 7 de octubre de 2014
Sin riego no hay legado
Dios no existe porque alguien le defienda.
Dios existe por encima de la negación.
Negar es reafirmar su existencia.
El que nada cree, nada lega.
Dios es legado, legado de fe.
Y la fe se crece en la duda.
Y la fe se crece en los sembradores de dudas.
El que no cree y a Dios niega, deja pocas obras de caridad.
Y Dios vive y se extiende en la caridad.
Dios está en las obras.
En las obras de amor.
Amor desinteresado, pues en este mundo no persigue premio.
Amor que antepone el otro, al yo.
Fértil riego es anteponer al hermano.
Es esa la razón por la que el no credo, no es riego.
Y sin riego no hay legado.
Porque nadie quiere legar desanimo y desamor.
Solo es eterno Dios
Los espíritus no mueren.
Solo mueren los obreros de la mies.
El trigo viejo entrega su vida en el surco para que nazca el trigo nuevo.
Solo es eterno Dios.
Nuestros cuerpos, peones al servicio del loable fin, son efímeros.
Efímeros portadores del legado de fe.
Legado que se perpetuará y acrecentará en el campo labrado por nuestras obras.
El amor siembra amor y solo nace amor.
Nada teme el que rectamente obra.
Nada teme el que cuando se tuerce, enmienda y del tropiezo se compadece.
Humanos empapados de una fuerza divina.
La fuerza del amor.
Solo mueren los obreros de la mies.
El trigo viejo entrega su vida en el surco para que nazca el trigo nuevo.
Solo es eterno Dios.
Nuestros cuerpos, peones al servicio del loable fin, son efímeros.
Efímeros portadores del legado de fe.
Legado que se perpetuará y acrecentará en el campo labrado por nuestras obras.
El amor siembra amor y solo nace amor.
Nada teme el que rectamente obra.
Nada teme el que cuando se tuerce, enmienda y del tropiezo se compadece.
Humanos empapados de una fuerza divina.
La fuerza del amor.
Riesgos de AMOR
Las catástrofes hacen aflorar las virtudes, pero también las miserias.
Sorprende ver tanto miserable, que sin ninguna empatía, solo les preocupa el Ebola porque amenaza con llegar a sus casas.
Que se mueran en África, que se mueran sin que yo los vea, que no los traigan a España, que no son de mi familia, que ni me duelen, ni me importan.
El Ebola llegará a Europa y Europa lo tiene merecido, por no frenarlo en África.
Y salvar a los infelices que no tienen recursos, y salvarlos no solo del Ebola, si no del hambre, y de mil enfermedades más que nada nos importan.
Solo tiene miedo a la muerte el miserable. porque el legado que deja es de miseria.
No abandonan los barcos los fieles tripulantes, lo abandonan las ratas.
Los que cuidan enfermos cobran por ello y ese es el riesgo que tienen, los que apagan incendios pueden morir abrasados, los pescadores ahogados, así sucesivamente, son los riesgos laborales, lo que les ocurrió a los misioneros muertos no son riesgos laborales, son riesgos de amor.
Sorprende ver tanto miserable, que sin ninguna empatía, solo les preocupa el Ebola porque amenaza con llegar a sus casas.
Que se mueran en África, que se mueran sin que yo los vea, que no los traigan a España, que no son de mi familia, que ni me duelen, ni me importan.
El Ebola llegará a Europa y Europa lo tiene merecido, por no frenarlo en África.
Y salvar a los infelices que no tienen recursos, y salvarlos no solo del Ebola, si no del hambre, y de mil enfermedades más que nada nos importan.
Solo tiene miedo a la muerte el miserable. porque el legado que deja es de miseria.
No abandonan los barcos los fieles tripulantes, lo abandonan las ratas.
Los que cuidan enfermos cobran por ello y ese es el riesgo que tienen, los que apagan incendios pueden morir abrasados, los pescadores ahogados, así sucesivamente, son los riesgos laborales, lo que les ocurrió a los misioneros muertos no son riesgos laborales, son riesgos de amor.
Cuida lo que dices
Cuida con quien hablas.
Cuida lo que dices.
Las paredes oyen.
Las esquinas reverberan.
Aun sin salir frases de nuestras bocas.
Siempre hay alguien dispuesto a decir que han salido.
Máxime si certeramente las han oído.
lunes, 6 de octubre de 2014
El calculo
Tras la virginidad siempre está el calculo.
Es la perfección un proceso matemático.
Tras la belleza está la exquisitez de los ángulos.
Es la perfección un proceso matemático.
Tras la belleza está la exquisitez de los ángulos.
Panoplia
Panoplia de vanidosos.
Se desangra en plaza publica el hermano.
Y el vulgo mira y hace calceta.
Que miserable es el que tiene como hobby aplaudir escarnios.
Que valiente es el que opina contra corriente.
A sabiendas de que terminara desangrado entre aplausos de miserables en la plaza.
Se desangra en plaza publica el hermano.
Y el vulgo mira y hace calceta.
Que miserable es el que tiene como hobby aplaudir escarnios.
Que valiente es el que opina contra corriente.
A sabiendas de que terminara desangrado entre aplausos de miserables en la plaza.
Que los atroces den gracias a Dios, Él les permite vivir y les perdona
Suele ser proporcionar el miedo a morir a la mediocridad del individuo.
Cuanto más mediocre más miedo.
Suele ser proporcional la falta de empatía a la zafiedad del sujeto.
Cuanto más zafio menos empático.
No sentir el dolor del otro es rastrero.
No hacer nada para aliviar ese sufrir es vil.
Mundo de viles.
Primer mundo lleno de zafios que tienen un atroz miedo a morir.
Lo que menos vale es lo que más demanda.
Lo que menos vale es lo que más se queja.
Si fuera por mi, morirían todos los mediocres sin empatía de Ebola.
La pared del huerto
Era la hiedra la que cinchaba la pared.
La alta tapia del huerto.
La repentina verticalidad que debían sortear los pájaros.
Los pájaros ladrones de higos y lujuriosas manzanas rojas.
El verde abrazo murió y reventó el cíngulo protector.
Reventó en el dolor que es afrontar la defensa de la debilidad, uno solo.
Ningún abrazo es terno, ningún abrazado se deja abrazar siempre.
Era la hiedra la protección de la protectora alta pared de huerto.
La alta tapia del huerto.
La repentina verticalidad que debían sortear los pájaros.
Los pájaros ladrones de higos y lujuriosas manzanas rojas.
El verde abrazo murió y reventó el cíngulo protector.
Reventó en el dolor que es afrontar la defensa de la debilidad, uno solo.
Ningún abrazo es terno, ningún abrazado se deja abrazar siempre.
Era la hiedra la protección de la protectora alta pared de huerto.
Galope robado
Huele la jaca vieja a galope robado.
Galope robado al tiempo.
A la apariencia de tiempo.
Espacios acicalados en las invisibles costuras.
Acicalados con el perfume de la juventud.
Rosa ajada que rociada con la frescura del capullo.
Vence al tiempo y sale victoriosa en la arena del complicado circo.
Galope robado al tiempo.
A la apariencia de tiempo.
Espacios acicalados en las invisibles costuras.
Acicalados con el perfume de la juventud.
Rosa ajada que rociada con la frescura del capullo.
Vence al tiempo y sale victoriosa en la arena del complicado circo.
Amor entre cuerpos normales
El amor son estrellas, estrellas en el corazón, el amor es ese ritmo más rápido que enciende de rubor nuestras mejillas, es el hilo de voz que se quiebra en la corta distancia, al sentir el aroma, el hálito de ese beso que cerrando los ojos se da, en un silencio que se hace infinito, atemporal.
Ella también sabia que el lo sentía, y eran conscientes que demoraban el desenlace en un cortejo sin palabras, en un brillo de diamantes en el iris de color indefinido, que es el color del amor.
Ellos sentían amor entre cuerpos normales. Unos cuerpos, en los que es sincero el amor, cuerpos sin las estridencias del acicalamiento desmedido, cuerpos que no mentían en su edad, la bella edad de la madurez, la bella edad de haber tropezado, la bella edad en la que tras el duelo se vuelve a creer.
Creían en envejecer juntos, en velarse los sueños, creían en espantarse el uno al otro las tormentas que nos llegan por el hecho de vivir.
No se habían tocado aun, pero se conocían, se exploraban en las mañanas ardientes, en las que ansiaban llegar a la oficina para volverse a ver.
Ella también sabia que el lo sentía, y eran conscientes que demoraban el desenlace en un cortejo sin palabras, en un brillo de diamantes en el iris de color indefinido, que es el color del amor.
Ellos sentían amor entre cuerpos normales. Unos cuerpos, en los que es sincero el amor, cuerpos sin las estridencias del acicalamiento desmedido, cuerpos que no mentían en su edad, la bella edad de la madurez, la bella edad de haber tropezado, la bella edad en la que tras el duelo se vuelve a creer.
Creían en envejecer juntos, en velarse los sueños, creían en espantarse el uno al otro las tormentas que nos llegan por el hecho de vivir.
No se habían tocado aun, pero se conocían, se exploraban en las mañanas ardientes, en las que ansiaban llegar a la oficina para volverse a ver.
La cartografía de mis debilidades
Sé que mis amigos conocen la cartografía de mis debilidades.
Sé que conocen las claves para infringirme dolor.
Pero ellos bien saben que ese dolor es de amigo.
Porque cuando cursas baja en el pequeño circulo, de nada vale esa cartografía.
Ese plano de mi ciudad interior.
Al ser enemigo quedas fuera de la ciudadela de amor.
Y luchas contra las murallas de mi coraza exterior.
Fuera de mi reino.
Fuera del reino de mis amigos.
Fuera de las fiestas que con ellos doy.
Sé que conocen las claves para infringirme dolor.
Pero ellos bien saben que ese dolor es de amigo.
Porque cuando cursas baja en el pequeño circulo, de nada vale esa cartografía.
Ese plano de mi ciudad interior.
Al ser enemigo quedas fuera de la ciudadela de amor.
Y luchas contra las murallas de mi coraza exterior.
Fuera de mi reino.
Fuera del reino de mis amigos.
Fuera de las fiestas que con ellos doy.
De bagatelas y fruslerías
En la vitrina de las bagatelas leo mis días.
Entre cristales guardo mis frutos.
Los que ponen en pie mi pasado.
Los que impiden mi olvido.
Los que me permiten vivir mil veces.
Urraca de brillos, que nunca da por amueblado el nido.
Cuarzos lechosos, morados y de humo.
Calcedonias y callos de galopes pasados.
Llaves de calcinadas puertas.
Sonajeros de niños santos.
Medallas gastadas, de besos al amante no dados.
Anillos rotos de tanto fregar escaleras.
Alianzas de amores de antes.
Lazos de raso para brillar en misa.
Detente enemigo que el Corazón de Jesús está conmigo.
Todo un ayer de fruslerías que cuentan mis horas.
Entre cristales guardo mis frutos.
Los que ponen en pie mi pasado.
Los que impiden mi olvido.
Los que me permiten vivir mil veces.
Urraca de brillos, que nunca da por amueblado el nido.
Cuarzos lechosos, morados y de humo.
Calcedonias y callos de galopes pasados.
Llaves de calcinadas puertas.
Sonajeros de niños santos.
Medallas gastadas, de besos al amante no dados.
Anillos rotos de tanto fregar escaleras.
Alianzas de amores de antes.
Lazos de raso para brillar en misa.
Detente enemigo que el Corazón de Jesús está conmigo.
Todo un ayer de fruslerías que cuentan mis horas.
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