Es un error querer al que te odia, respetar a quien no te respeta.
Esa es la ventaja del malvado, que creemos que podemos cambiarlo.
Ese es el problema del buenismo que derribando las defensas para intentar una aproximación es conquistado, anulado, rendido, dominado por la zainidad.
Alimentamos desde Occidente a fieras que nos devorarán.