Haciendo categorias

Pierdo tanto tiempo haciendo categorias.
Teoría de clases y conveniencias.
Teorías de lo conveniente.
Estrategias para zonarse en la superioridad.
Somos todos de barro, pero clasificamos el barro, para sentirnos distintos.
Modelos de justicia, que ninguna justicia buscan.
Buscame en las resinas, en tristeza sin reglas.
Mido como todos, pero en la soledad de mi alcoba,
no me aplico mis medidas.

Santos de pacotilla

Hay chabolas que son templos.
Hay templos que son lupanares.
Altares con Santos de pacotilla,
que ni siquiera obran milagros.

Dios no ampara ladrones

Habituados a fingir, terminamos siendo presos de nuestra farsa.
El mundo nos mide por lo que parecemos, por eso lamemos y relamemos tanto nuestra apariencia.
Acicalados pero descuidando el contenido, nuestras miserias.
Latas doradas que sólo envasan mierda.
¿Con quién vas?
¿Con quién te luces?
¿Con quién tanto te desluces?
Somos corrala, aprisco que nos cerca en manadas de iguales.
Nos desdoran los hipócritas, nos desacredita tolerar su impostura.
Aunque resultan en apariencia netos, los farsantes siempre tiznan.
Dios no ampara ladrones y el emisario de Dios no debe amparar bajo sus faldas ni a la puta, ni a la zorra.

Las denuncias falsas

A veces no somos conscientes de nuestros actos. Son muchos los que algunas veces o incluso muchas veces, en su ignorancia y con la osadía que les da la estulticia, se aventuran en el terreno fangoso que es la denuncia falsa. Desconocer en algunos, genera una necia valentía que les impele a interponer querellas falsas.
Para mentir hay que ser más inteligente que para decir la verdad, y ni que decir tiene que todas, hasta las mejor orquestadas patrañas, tienen su flanco débil. Con mucha facilidad esas arremetidas tienen efecto bumerang y terminan retornando con multiplicada fuerza y virulencia contra quien las orquesta y lanza.
Las denuncias falsas son delito, los daños al honor provocados con esas denuncias falsas son indemnizables. A veces, sólo algunas veces al osado e ignorante, se le frena rascándole el bolsillo.

Líquenes de nostalgia.

Es muy húmeda la tristeza.
Es fiereza de charca turbia.
Líquenes que aterciopelan.
Líquenes que con su nostálgico mullido nada curan.
Males de días de lluvia.
De días de encierro y cristales borrosos de niebla.
Brotan las palabras empapadas de frío.
Se emborrona la tinta con la lluvia de adentro.

Repaso que nada recuerdo

Se me pierden las horas.
Se me pierden sin ruido.
Se marchan sin dejar huella.
Sin escribir nada.
Se marchan sin que yo las haya vivido.
Es frío de lluvia lo que siento, cuando repaso que nada recuerdo.

Tinieblas plumbeas

Culebrinas torpezas, relámpagos de guerra.
Son muy importantes los errores,
Son muy importantes los aciertos.
Belicoso lenguaje que conduce a las tinieblas.
Marasmos en días grises de lluvias plúmbeas
.

Narciso

Quererse es fantástico,
puestos a buscar placer,
no hay nada mejor que complacerse.
Buscando iguales,
que no reflejos especulares.

Las armas de la fortuna

Se ganan las guerras asumiendo el ejército que nos depara la suerte.
Entendiendo que tenemos las armas que la fortuna nos dio.
Jamás se gana siendo presa de la desmoralización.
Renegando de los peones de nuestro equipo.
Soñando con las jugadas que nos niega el azar.
Tenemos lo que tenemos y si lo organizamos y estudiamos debilidades,
ganamos.

De grados y degradados

"La formación es un grado y los que no la poseen ellos solos se degradan."
Irsia Carolain Sprimbol.

Cercos de orden

Hay muchos cercos que impiden las veleidades.
Que frenan los desmanes.
Que ciñen las carnes fofas.
Que marcan cintura en los orondos contornos que la han perdido.
Diques que embalsan riadas.
Órdenes para poner orden.
Suspendidos, quizás colgados.

Tita y el cash

Regina Pop Star, ora pro nobis.
Es la santidad con frecuencia un estado de catástrofe.
Es el camino más tuerto.
Es baldío pedregal.
Ser ricos nos hace felices.
Ser ricos nos permite construir en la tierra nuestro cielo.
El edén de Tita.
El florido jardín donde ella es la más bella rosa.
Coleccionista de gemas que legó a Tita, cash y su colección

Dios de la fuerza

Me lastima la selva de ruidos, la niebla de miel que atrae alimañas.
No es placer mi camino, son cortantes hielos sobre los que caminó descalzo.
Nieve y sangre son mis huellas. martirio de San Esteban.
Como desnudarme más si ya estoy desnudo, sólo me queda descarnarme y lucir mis huesos.
Asediado respiro hondo e inhalo el aire de metralla, la pólvora de su gélida fiesta.
Desintrincar es mi penar, desliar los meandros de los cadáveres.
Buscar en los recodos los árboles regios, los árboles que la envidia taló y la inferioridad hizo astillas.
Salve Reina de la luz, salve Dios de la fuerza.

La dama del bochinche

Vivía en la celeridad, la dama del bochinche y el morapio, la ramplona chacha de Macario.
Su verbo era escorrentía de exabruptos, pestilente enredo de vulgaridades y fiebres de altura.
Que duro es ver, como un rayo cambia la fortuna, pero la fortuna no cambia la ebria descompostura de la mondonga friega pucheros.
Rica servil, rica al servicio de todo lo espurio, de todo lo sórdido, de las tareas más innobles.
No puedes comprarle un palacio a una acémila, porque seguirá prefiriendo vivir en el establo.

Sapo ebrio

Genera pereza luchar contra una triste mondonga.
Luchar para desmontar el enredo de su tormentoso complejo de inferioridad.
Desmontar la estéril maldad de unas entrañas emponzoñadas.
Es intrincado hacer aflorar la verdad, pero la verdad aflorará.
No se sale de su guión la apestosa ramera que va a misa buscando corrobla.
Sapo ebrio que se hincha bebiendo alcoholes y rumiando maldades.
No se puede desenmascarar al tarascón, que solito se ha desenmascarado
.