jueves, 22 de marzo de 2018
Desde el ostracismo
Suelo crear maremotos, desde la última fila.
No necesito la preeminencia, para acorralar delincuentes.
Desde el angulo oscuro, ametrallo indecentes.
Desde el ostracismo, marco el ritmo del sainete.
Triste el que piensa, que señalar invalida al inteligente.
Desde las recónditas costas, se genera la salvífica perturbación.
domingo, 18 de marzo de 2018
Triste bullir
Estar triste es bullir, es efervescencia, triste efervescencia.
Somos tormento, la creatividad es tormento, torturadora tormenta.
En el infierno habitan los ángeles caídos que se quieren levantar
A no ser que me seguéis la vida
A no ser que me seguéis la vida, con mi pluma os crucificaré.
Es el error del cretino, subestimar al de enfrente, enfrentarse inconscientemente a quien tiene conciencia.
Tengo tiempo y talento suficiente para desenmascarar patrañas y retratar delincuentes.
La fabula de "Martingala, el gusano rastrero y arrastrado"
Los gusanos, tras la metamorfosis devienen mariposas, pero erase que se era, una ingenua mariposa, que al salir de la crisálida, le hicieron creer que era una fiera, era una poderosa pantera, grácil, felina, astuta, elegante, le hicieron creer lo que en realidad no lo era.
Martingala, era sólo era, una marioneta, una mariposa, manejada por la malicia del oscuro, del turbio brujo del mezquino interés, del soberbio hijo de Belcebú y la Peste.
Pobre marioneta presa de los hilos que la mueven y manejan, de la tela de araña que la confunde y amarra. Pantera rosa, princesa de las mandangas, incauta pelusa, que presta baila los sones que le dicta el baladrón, el cainita príncipe de la envidia, el atormentado desclasado, que odia la superioridad que le negó natura y destila celos que le enturbian la risa, que le emponzoñan el alma, si tiene alma, porque Barrabas no tiene alma, sólo tiene pestilente azufre, que le hincha e inflama con la cólera del malnacido que es.
Mariposa, presa de las patrañas, de la liada urdimbre de zarzas que te encarcela, vendida por unas migajas, que te hacer creer que eres reina de una selva, que no controlas y que te supera.
Martingala está embarbascada por las aguas del poder, por el barullo de hilos que la mueven, por los nudos, que como cepos la torturan, con la calentura de un star, que le negó natura.
Martingala, es un gusano alado, una pupa de colores, una colorida fantasia.
Martingala, es su propio enemigo, es un guante que todo lo aguanta, un guante que no manda, es un mandado, un guante enguantado, es una pluma ligera y atontada, es una pavesa poco leída y nada versada, es una estúpida comadreja enharinada.
Martingala es ventosidad, que vaporosa apesta la encopetada sala, en la que firma los papeles que le condenan.
Soñamos con ser lo que no somos, y creemos a quien aviva con intereses de mercader, el sueño que anhelamos.
Triste sino, el del que propaga que manda y es un mandado, el del que dice que vuela y es un ser rastrero y arrastrado.
La moraleja que se extrae de estas palabras, es que más vale ser Rey de tu triste parcela, que parcelero de la regia patraña.
La fabula de "La Zorra y el Palomar"
Erase una vez, que había una Zorra que tenía un Palomar.
Una Zorra que tenía una torre vigía, una atalaya, una albarrana tribuna para propagar alcahueterías.
Esa Zorra titiritera, que entre los habitantes del páramo causaba sonrojo y asombro, era una vulgar despelleja corderos, venida a más por obra y gracia de la fortuna.
Era rica, que no interesante, era rica, que no instruida.
Una fortuna, que a La Zorra, la hizo desafortunada y la convirtió en una Zorra sin oficio, osea desoficiada.
Una fortuna, que la forzó al vicio de otear, a pregonar desde tan maléfico púlpito, calumnias y chanzas.
Así ella, La Zorra, se sentía algo, se sentía importante, sentía en la humillación del prójimo, el placer que sólo sienten los bichos de muy, muy mala ralea.
El vulgar Torreón de Mataperros, como era nombrado por sus vecinas las pamplineras, que le hacían la corte para devorar pitanzas.
Amigas falsas, que entre alharacas se ponían ciegas a su costa.
Es el triste sino de la verdulera, rodearse de hipócrita e interesada corrobla.
La Escuerzo, La Chinche y La Urraca, la cubrían de falsos halagos, de virtudes, embustes adornados desde sus talentos marrulleros, de sopíparas traga viandas.
Ella, quería creer, y ellas, para comer necesitaban ser creídas.
Alma vacía que necesita ser hinchada por la adulación, por el viento frío de la vanidad.
No hay Reina sin corte, y estas tres alimañas, eran las damas de la corte de la cámara de la Reina del Palomar.
La Zorra de la torre y los peones del morapio que eran las tres comadrejas, en las tardes de lluvia, zurcían con atroces costuras los estandartes del solar baldío, los libelos para ametrallar gorriones.
Tanto airear trapos sucios y hondear bragas peías, desde la torre de las calumnias, la convirtió en blanco nada níveo, de todos los animalillos damnificados, de todos los animales buenos, que habían soportado estoicamente, tanta vileza y reiterada chanza.
Así todo esto, fue generando un agrio poso con el correr de los años en el Valle.
Y La Zorra se vio marcada, cercada, sitiada en su zafia plaza, en el cuartel de las víboras,
en el estaribel obrado clandestinamente para dominar y delinquir en el llano.
En el santoral, hay Santos para todo, y los habitantes del páramo, hastiados de tan nefanda calaña, estaban pacientemente esperando, que llegara San Martín.
Es la vida le dijo La Ardilla, a la aguardentosa de La Becerra:
- Esta hija de Satanás ha dado con la horma de su zapato, y se de buena tinta, que le van a derribar su Palomar y que tras pasarla a machete, la tirarán al pudridero, para que se den un festín Los Grajos.
De todos los cuentos debemos sacar su moraleja, y de este, debemos aprender que los caminos de la maldad nunca nos llevan al éxito y que sólo desde la verdad se alcanza a tener sinceros amigos.
El Santo que no obra milagros pierde su altar y se destina la hornacina vacante, para quien los puede obrar.
sábado, 17 de marzo de 2018
Más plástico que peces
Más plásticos que peces.
Más miseria que bondad.
Tiempos urgentes de residuos tóxicos.
Nuestro bienestar genera mares de suciedad.
Los pequeños sacrificios
Hay victorias espurias.
Perdemos el alma, siguiendo a algunos sátrapas.
Nos enredamos en las zarzas del baladrón, con nuestra tibieza.
Pena el sensible con los pequeños sacrificios, que son los que nos privan de la felicidad.
Ondas excentricas
Siempre nos hiere el abandono cuando no hay brisa.
Cuando es imposible ocultar que sangramos.
Cuando el circo aplaude a la titiritera foca, que hace malabares con la pelota en su hocico.
El dolor acontece con una banda sonora de risas, que opacan el nácar del llanto.
Todos es perturbación en la pena, estanque de sargazos y ondas excéntricas.
El infinito siempre nos hace de menos
Cuando el paisaje es incierto y el las barracas del arrabal los truenos desorientan golondrinas.
Quien acunará el futuro, quien avivará el fuego.
Todos es plúmbeo gris, amanecer de cenicientas madrastras.
Lluvias ácidas que fulminan las briznas.
Si me hubieras querido, como yo te quise a ti.
Si hubieras sentido, el calor de mi animo.
Próximos estamos a los más distantes.
Damos gritos ensordecedores que el que indolente que duerme a nuestro lado, nunca oye.
El infinito siempre nos hace de menos, la enormidad insignificantes.
Sal de necia
Dime por qué, tienen tiempo los necios.
Necios, que buscar en el azar colisionar con la fortuna
Dime por qué, a mi puerta sólo llaman las tormentas.
Dime por qué, buscando encuentro.
Dime por qué, luchando venzo.
Sueño con descansar, pero en mis días no habita el descanso.
Soy agotador ímpetu, soy estrategia y urdimbre espinosa.
Soy Lot, perdiendo afectos de piedra.
Sal sin vida, sal de necia.
Donde nadie lleva careta
Creemos que en la intemperie habita el misterio.
Que habita en la aventura de cruzar estepas.
Callejuelas sin luz que huelen a jadeos.
Nos puede la urgencia y abandonamos el tálamo.
Nos puede la macilenta borrachera de los sabores prohibidos.
Nos aventuramos a transitan por las avenidas del bullicio.
Nos adentramos en el malecón de los imaginados galopes.
Somos fiebre inmensa, inconmensurable ansia.
Hedor a jergón y a asentadas carreras.
Buscamos metas altas, en el lodazal del invierno.
Buscamos abismos de concupiscencia.
No prometo amarte siempre.
Ya nada a nadie prometo.
Vago entre escarcha de hombres.
Vago entre espantapájaros, remedos de una humanidad siniestra.
Sal a las calles del vicio, donde nadie lleva careta.
viernes, 16 de marzo de 2018
Que placentero es mi fracaso
Muchos obstáculos son regalos de la fortuna.
Colisiones que nos hacen variar la trayectoria.
Salvíficos impactos que hacen que nos entretengamos en el recodo.
Verdes prados a los que se accede por el tortuoso camino.
Designios de fatalidad, de calamitosos tropiezos.
Que triste es mi suerte y que placentero es mi fracaso.
Al unisono
Latir al unisono, quizás es amor.
Sentir en paralelo, quizás es amor.
Llorar por lo mismo, quizás es amor.
Felicidades sincronizadas, que desencadenan tormentas de amor
jueves, 15 de marzo de 2018
Delirio fatuo
El ímpetu, tiene mucho de ligereza,
de caudal de constante necedad.
Vanidad superflua.
Delirio fatuo.
Arrebatado por la melancolía,
que genera sentir,
que todo es novedoso una sola vez.
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