sábado, 14 de abril de 2018
Zorreras de auricos vahos
Atmósferas de plomo.
Zorreras de auricos vahos.
Zafiros para las esclavas reinas.
Rubies para rendir la sangre de las bravas palomas.
Abnegadas vírgenes tras las brillantes ofrendas.
Fuego y furia domada por el fulgor del frío y vil metal.
Las asfixiantes caricias
Las caricias asfixiantes.
Lluvia de crueles pétalos de rosa.
Cárcel de besos.
Cárcel de palabras melifluas.
Tálamo de la carcelera alianza que es la necesidad.
Estanques en calma, en los que es muy fácil naufragar.
Zarzales de zalamerías.
Trampas de zalameros.
Esclavo de un amor que me hace servil.
De unas caricias que demandan contrapartidas.
El amor nunca redime.
En el amor nunca está la redención.
Preso de la corte de estragos, que acarrea necesitar para satisfacer.
viernes, 13 de abril de 2018
La pestilencia de las leyes
Libres, iguales y solidarios.
De errores están los discursos llenos.
Palabras de vacío y de precipicio.
Nos precipitamos a la nada al ningunear nuestros discursos.
Al escarniar nuestras grandes frases, paradigmas sobres los que cimentamos nuestra ética.
Si vaciamos la ley en el estanque de la miseria, arrastramos la justicia por el barro de la inmundicia.
No brilla el sol en la estanqueidad de la viciada caverna.
Vivimos tiempos de viciados y viciosos intérpretes, tiempos de delincuentes, de oradores que vendidos a Satanás lanzan con sus prédicas loas a la sinrazón.
Fiscales de los estercoleros de las palabras de la ultracorrección, políticas correctas de políticos corruptos.
Somos la miseria que con nuestras leyes amparamos, somos la pestilencia que con nuestras leyes justificamos.
jueves, 12 de abril de 2018
Las bondades de la sarna
Que tendente es el necio a la estanqueidad.
A ahogarse en su charca de miasmas.
A estimar que en la cúspide de la ciega justicia se puedan practicar injerencias.
Lecciones de aguas putrefactas.
Que en el cercenar encuentran tribuna.
Para pregonar las bondades de la sarna.
No estamos locos simplemente toleramos la intolerancia.
La frivolidad
La frivolidad suele enardecer a la estulticia.
Suele ser frívolo el cretino.
Todos los cretinos se adornan con las plumas de la frivolidad.
martes, 10 de abril de 2018
Los mansos
Las agrias maniobras son fruto de los mansos.
Privilegios silenciosos de los que en la discreción de la penumbra,
se han acostumbrado a medrar.
lunes, 9 de abril de 2018
Virgen de la Peña
La santidad habita en lo escarpado, en lo roqueño, rozando el cielo.
Habitan las Vírgenes en los cerros, en las peñas.
Montañas de salvación, montañas en las que estamos a salvo de las riadas del mundo.
Es el camino a tu ermita una serpiente que rodea la loma.
Serpenteo en el que abandono el pecado, para llegar a tu casa.
Ella te herirá en el talón y tú le pisaras la cabeza.
Víboras de la discordia, que nos ofrecen suculentas manzanas de la desesperanza.
Virgen de la Peña, Virgen poderosa, haz que mi vida no sea llana y que sea piadosa.
Virgen de la Peña, Virgen de azucenas, haz que viva alegre, sin temer por nada.
domingo, 8 de abril de 2018
Abrazos malditos
Hay abrazos que son mortales, fiereza despiadada de afectos tóxicos.
En compañía de las sombras que carceleras acarician los rincones más íntimos de mi cuerpo.
Somos pasto de las rémoras que nos siguen y vampirizan en todos los contextos.
Amigos mortales, hiedra estranguladora que nos rodea y trepa hasta nuestra flamígera copa.
Nos quieren por ser faros, por ser candela que orienta en las tormentas.
Nos quieren por que somos el tormento de su falta de destrezas para la preeminencia.
Sin alas no pueden volar y vuelan en nuestros vuelos y sobrevuelan lo raso sobre nuestras alas.
Parásitos zalameros que nos desgastan y opacan con su rastrero trepar por la verticalidad de nuestra altísima, que no inexpugnable torre.
Somos débiles, altos bastiones que sienten y sucumben al zalamero viento.
Cercados por la corrobla de las zarzas, se secan los regios rosales.
Abrazos malditos que nos envenenan con sus urticantes espinas.
viernes, 6 de abril de 2018
Series televisivas
En las cumbres la vida está guionizada.
Es la narrativa del poder.
Capítulos que hacen que olvidemos secuencias.
Batallas que nos distraen y nos fuerzan a descuidad flancos.
El peso del vacío
Teselas de un infierno son los microdramas.
Gotas de agua que llenan océanos.
Adehesado está el huerto tras tanta tristeza.
Contratiempos del jardín de ausencias.
Me aplasta el peso del vacío.
Me inmovilizan las horas muertas.
jueves, 5 de abril de 2018
La ley no llega a las tormentas del alma
La sangre se lava con sangre.
Con sangre negra de cuervos negros.
Azufre sobre el dolor.
Odio que sólo busca resarcir llaga con llaga.
La ley no llega a las tormentas del alma.
Sevicia
No me busque en mi última dirección.
Tras el incendio habito en tierras de olvido.
Vivo deletreando infiernos.
Vivo en una paz sin sueños.
Tiemblo en la noche sin que haga frío.
Me estremezco con la estrategia de las hienas.
Mercadeo de pestilentes bocas que declaman jaculatorias.
Perdularias filas que angostas definen el paseillo del escarnio.
Sevicia de manos que se ensortijan con la ralea de la envidia.
Sin pragmatismo habito en el jardín que se esconde tras el laberinto.
Reina Sofía
Entre bambalinas puede habitar el desorden, el caos, la guerra. Pero una vez descorrido el telón se cumple con el establecido guión.
Se desmoronan las altas torres si no se mantienen fajadas, si no se cumple el protocolo, si no se conduce uno según marca la etiqueta o norma.
Vivimos tiempos de imágenes, tiempos donde se nos observa bajo mil ángulos, tiempos de grandes angulares y autopsias en plaza publica. Como no cuidar hasta el más mínimo gesto si estamos bajo la gran lupa del periodismo que en tertulias vacuas, llena nuestras ingentes horas de desoficio.
Vivimos tiempos de prima donnas de airados modales, de Reinas que no han asimilado bien el protocolo de su oficio. Vivimos tiempos de doñas perfectas de facetados muy imperfectos, caras ocultas que terminan por aflorar.
Nieta de Reyes, Hija de Reyes, Esposa de Rey, Madre de Rey, Abuela de la futura Reina. Eso es saber estar.
Viva Sofía Reina.
Hollar
No todos los días estamos a la altura,
no todos los días sobrevolamos lo raso.
Brotan de nuestras manos,
los latidos del herido corazón,
más no siempre brotan con finura,
con certera y acertada gracia,
con el alma de almíbar
que atenúa el hollar
de la corona de espinas.
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