domingo, 29 de abril de 2018
Perder sin dolor la guerra
Nacemos con la última guerra perdida.
Nacemos con efímera fortuna.
Príncipes de la hojarasca, de las caducas flores.
Primaveras que fugaces se evaporan.
Somos suaves, somos bellos, ojos vírgenes que buscan tormentas.
Quien pudiera retener para siempre el sabor de los placeres primeros.
Retener el ímpetu de las velas blancas, que nos hacer galopar veloces, por los mares de dulce sal.
Candidez que se apaga apagando mil candelas.
Incendios de ámbar, de coral y amapolas.
Nacemos con muchas batallas perdidas, que no preparan para perder sin dolor la guerra.
Crisol Pascasio
Hace ya mucho tiempo que los días felices quedaron atrás, aquellos días de penurias, pero de afectos limpios y plenos, días en los que los disfrutes cercanos, hacían del hambre un mal menor.
Las Pascasias, eran una piña, no hacía falta prender la lumbre en el hogar de la cocina, ellas y su bullicio eran puro calor. Tiempos en los que la jauría salía por las mañanas a rapiñar leña, a recoger verdolagas de la callejas, caracoles de las tapias, y si era menester desenterrar un cochino muerto días atrás, todo lo que fuera preciso se hacía, para así poder comer. Tiempos de juegos y estómagos vacíos, tiempos en los que Crisol, vendía las suelas de los zapatos de los muertos, para comprar aceite con la que poder guisar, aceites usadas en las que freia primero cáscaras de limón, de limones robados, con los que borrar los frites asentados de otras casas.
Los dramas se escriben con letras mayúsculas, pero en los dramas en minúsculas escribe bellísimas historias el amor.
Los abrazos malditos
Príncipes desterrados, sin reino, ni tierras.
Desheredados que en los abrazos malditos buscan el cielo.
Zarzales de desasosiego, hiedra que abraza las paredes del descuido.
Carnes de furia, de sórdido desconsuelo, carnes de almíbar que lloran hiel.
Príncipes sin reino, sin reina, sin corte.
En las calles traseras se duelen.
En las calles traseras libran sus duelo.
En las plazas oscuras, bajo las araucarias, lloran su maldito deseo.
viernes, 27 de abril de 2018
El fervor de la torpeza
Escribo pareados en las horas impares.
Ato cabos en los días sin brisa.
Regalo sonrisas a las puertas cerradas.
Despido tristezas en los amaneceres con niebla.
Compases agrios de vientos cálidos.
Sones de miel de calma fría.
jueves, 19 de abril de 2018
Eidética
Bañado de esencias.
Con el rocío de la persistencia.
Con la memoria intacta.
Con las muescas del recuerdo.
Obnubilado con las lesivas muescas.
martes, 17 de abril de 2018
El relato de lo justo
Las turbas aglutinadas en el odio son prestas al linchamiento.
Manea de manos de miseria, de miserables cobardes que cercenan libertades, amparados por la ideología de los baladrones.
Sólo la firmeza y la sinceridad termina imponiendo el relato de lo justo.
La mirada del sincero no cambia nunca el color del asedio.
lunes, 16 de abril de 2018
Urticantes manos
El menos lesivo de los infiernos posibles.
Simple pero eficaz.
Elecciones de dramática minuciosidad.
Paz social.
En la fingida ignorancia se esconde el ladrón.
Sabores rancios que se remozan almibarándolos con miel.
Urticantes manos que se empeñan en acariciar la suavidad.
Tios muy vivos, frescos con delitos muy zafios.
domingo, 15 de abril de 2018
Las piezas que nos han tocado en suerte
"Lo que somos nos elije, se nos pega al cuepo como una lapa, se nos enraiza, y sólo nos queda ser, y jugar con las piezas que nos han tocado en suerte, o jugar contra ellas, malgastando nuestra vida en una auto batalla, cuyo único fin es dejar de ser."
Irsia Carolain Sprimbol
Sin dejar de hollar
Hay tragedias convergentes.
Hay tragedias divergentes.
Hay tragedias que sólo son tragedias.
Manchas en la blanca luna.
Manchas en el níveo suelo.
Enjuagues de zorra vieja.
Zigzagueante es la trayectoria del drama.
Lleno de meandros está el valle de la pena.
Recodos malditos donde se acumulan los limos del pesar.
Transcurre muy lento el dolor por el llano.
Transcurre muy lento, sin dejar un segundo de hollar.
El suculento verdor
Siento en mis pies la humedad de la hierba, su suculento verdor.
Siento los charcos y la suavidad de sus limos, reposo de escorrentías, carne de cárcavas.
Siento el cuarzo lechoso y cortante, siento su dureza, la fragilidad de lo pétreo.
Ni las duras rocas escapan a la meteorización del viento.
Siento el frío de la primavera, siento sus mañanas de niebla.
Siento este Abril de invierno que huele a leña, que huele a fuego.
Siento no sentirte, porque mi mano yerma está cansada de despedir placeres en este ecuador de flores, en este valle de almas de invierno, en este robledal de líquenes que encharcan mi pecho.
sábado, 14 de abril de 2018
Existirá la posibilidad
Perdemos las batallas que no libramos.
No hay batallas inútiles, sólo hay inútiles que libran batallas.
Guerras que peleamos en la oscuridad, que peleamos en las tinieblas de la falta de certezas.
Que peleamos con la fe que da el tesón, la paciencia infinita que obrará el milagro.
Sin pelear estamos perdidos, sin pelear nos perdemos en el mar del conformismo, nos rendimos en las migajas que reparten los que roban sudor ajeno, los que embaucan para poder robar.
Nunca digas no es posible, lucha y existirá la posibilidad.
Zorreras de auricos vahos
Atmósferas de plomo.
Zorreras de auricos vahos.
Zafiros para las esclavas reinas.
Rubies para rendir la sangre de las bravas palomas.
Abnegadas vírgenes tras las brillantes ofrendas.
Fuego y furia domada por el fulgor del frío y vil metal.
Las asfixiantes caricias
Las caricias asfixiantes.
Lluvia de crueles pétalos de rosa.
Cárcel de besos.
Cárcel de palabras melifluas.
Tálamo de la carcelera alianza que es la necesidad.
Estanques en calma, en los que es muy fácil naufragar.
Zarzales de zalamerías.
Trampas de zalameros.
Esclavo de un amor que me hace servil.
De unas caricias que demandan contrapartidas.
El amor nunca redime.
En el amor nunca está la redención.
Preso de la corte de estragos, que acarrea necesitar para satisfacer.
viernes, 13 de abril de 2018
La pestilencia de las leyes
Libres, iguales y solidarios.
De errores están los discursos llenos.
Palabras de vacío y de precipicio.
Nos precipitamos a la nada al ningunear nuestros discursos.
Al escarniar nuestras grandes frases, paradigmas sobres los que cimentamos nuestra ética.
Si vaciamos la ley en el estanque de la miseria, arrastramos la justicia por el barro de la inmundicia.
No brilla el sol en la estanqueidad de la viciada caverna.
Vivimos tiempos de viciados y viciosos intérpretes, tiempos de delincuentes, de oradores que vendidos a Satanás lanzan con sus prédicas loas a la sinrazón.
Fiscales de los estercoleros de las palabras de la ultracorrección, políticas correctas de políticos corruptos.
Somos la miseria que con nuestras leyes amparamos, somos la pestilencia que con nuestras leyes justificamos.
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