martes, 30 de julio de 2019
Miseria acuartelada
El zafio responde a arengas.
En la corrala la carne de cañón se apelotona ante la proclama.
Viles que son serviles, serviles que son los más viles.
Nada sudán y a la migaja son subordinación abrazan.
Noche sin estrellas, plantel sin estelaridad.
Fiesta del tocino y la mondonga.
Grasa que se adhiere pringosa para saciar vagancia.
La verdad ofende, y a la beoda vulgaridad solivianta.
Cuarteles de miseria, miseria acuartelada.
Sonrisas forzadas que hieden a envidia.
lunes, 29 de julio de 2019
Llegué, vi y recé
Quien cree ganar a la postre pierde.
Es el zancadilleado el que con paciencia vence.
Termina el vilipendiado por la partera de maldades, coronado y encumbrado en el Olimpo .
Son los renglones torcidos el camino de la victoria.
Es el resistir el desánimo lo que nos convierte en Reyes.
No está la fuerza en engullir y deglutir en la plaza casquería del Infante.
Las calles traseras son las principales.
Son calles de atrasados las calles mayores, los cosos donde ya con valentía nada se lidia.
Vivir rodando o erguido, y sin pausa caminar para un día demostrar que el talento y el tesón, ganan cualquier batalla.
Las fosas de las víctimas de los zafios fratricidas, serán mi jardín, entre rosas de sangre pasearé con los esforzados, que tras el zarandeo de la envidia se precipitaron al abismo por el injusto escarnio.
Llegué, vi y recé por los precursores, que en su mortificación fueron mi estrella del alba.
domingo, 28 de julio de 2019
Su afilada uña roja
En el remostoso mostrador, su afilada uña roja, garabateaba tristezas.
El pesar sólo entiende de sorbos, de tragos largos.
Se hace infinita la noche, cuando a su lado duerme la fiera.
Único e irrepetible, como los instantes punzantes.
No es frío, lo que siente la ensortijada mano, que arrastra felina el vaso,
la mano que calma la cólera rozando el pringoso mármol.
Estelar compañía, que emborrona estrellas.
No te prodigues
"No te prodigues besando frías e insensibles piedras, cuando existen tantos y tan cálidos, receptivos y carnales bellos cuerpos."
Irsia Carolain Sprimbol
Lo cercano
Sólo en tu regazo existe la paz.
Sólo la pequeñez es cálida.
Sólo cuando pienso en ti, no estoy solo.
Lo cercano es cerrar los ojos y olvidar que he crecido.
Libres y solos
No tenemos la obligación de abrazar a quien nos abraza, somos libres para deshacernos de determinados abrazos.
Libres para no compartir senda, libres para tomar el camino contrario.
La vida nos depara, pero nosotros podemos poner pies en polvorosa con lo que nos depara la vida.
Claro, que marchar implica aligerar equipaje, implica renuncias, implica pagar el peaje de la marcha.
El que parte abandona.
Somos las salidas que no estimamos, los besos que rechazamos, el calor al que renunciamos.
Somos los grilletes que nos quitamos, las alas que nos ponemos, el hambre y la necesidad que abrazamos, para ser libres, para volar ligeros.
Somos la soledad que elegimos.
Somos el séquito que nos apresa, somos la corte que con sus adulaciones nos encarcela.
No se puede abrazar todo a la vez, no abarcan nuestros brazos tanto, no podemos volar si con nuestras alas abrazamos.
Todo lo que pesa encadena.
Libres para no compartir senda, libres para tomar el camino contrario.
La vida nos depara, pero nosotros podemos poner pies en polvorosa con lo que nos depara la vida.
Claro, que marchar implica aligerar equipaje, implica renuncias, implica pagar el peaje de la marcha.
El que parte abandona.
Somos las salidas que no estimamos, los besos que rechazamos, el calor al que renunciamos.
Somos los grilletes que nos quitamos, las alas que nos ponemos, el hambre y la necesidad que abrazamos, para ser libres, para volar ligeros.
Somos la soledad que elegimos.
Somos el séquito que nos apresa, somos la corte que con sus adulaciones nos encarcela.
No se puede abrazar todo a la vez, no abarcan nuestros brazos tanto, no podemos volar si con nuestras alas abrazamos.
Todo lo que pesa encadena.
sábado, 27 de julio de 2019
Desfilamos por los desfiladeros de la necesidad
Envueltos en la brisa del invierno se exhiben muchos cuerpos en verano.
Brisa de sal que se va y nunca vuelve.
Es la tersura un tesoro perecedero.
Es la perfección una meta que no está en el cuerpo, en la cristalina superficie, tabula rasa que no necesita de afeites.
Presencias agostadas, porque el tiempo no perdona y la gravedad condena al ebúrneo a la ruina.
Nos mide la Parca, nos erosiona la vida, y curtidos, desfilamos por los desfiladeros de la necesidad, de la preeminencia, del pavoneo.
Polvo rendido, que se revela y rechina.
Chiria la calumnia ante la verdad, como el remendado paño ante el paño nuevo.
Brisa de invierno, que es vencida por el tórrido verano.
miércoles, 24 de julio de 2019
El corcel herido por tu desafección
Si llorase, por todo lo que me pasa,
sabes muy bien lo que habría a mis pies.
a mis pies, habría una laguna que tendría mi nombre.
El nombre del corazón que tu has ultrajado,
el nombre de los suspiros que he derramado por ti.
Tendría el nombre del dolor, que ha enterrado tu desdén en mi pecho.
El nombre del corcel herido por tu desafección.
domingo, 21 de julio de 2019
Siphonáptera
La siphonáptera, que poco ejemplar y que circense es, que saltos tan mortales acomete, para chupar y medrar a costa del huésped.
Es la proeza del sublime, soportar ser vampirizado, soportar la estela de males que acarrear la maligna escoria, la malignidad del ser que es pulga, del ser que es vulgar y que sin pudor se instala en el logro ajeno, y lo fagocita como propio, sin haber sudado un ápice por él.
Padece la cumbre,el dolor de soportar la codicia del llano, en derredor.
viernes, 19 de julio de 2019
Satanás
Satanás, habita en las cosas simples.
El odio enraiza en lo paleto.
Hienas que no son ni corte.
Caines que en manada, asedian a Abel.
Lo más bajo es multitud.
Nada sublime habita en la vulgaridad,
Huele a cieno la charca.
Mas es su gloria esa hediondez.
Veranos largos
Pequeños infantes que sienten los días eternos.
Todo es tan enorme en los veranos largos.
Soles que duran años, inviernos sin fin.
La proeza de ir cumpliendo años, que lentos e inexorables todo lo van acelerando.
miércoles, 10 de julio de 2019
El Palacio de Justicia
el Juzgado, era un edificio exento, a pocos metros del Ayuntamiento, en la acera de enfrente, y claro está en el eje vertebrador de la Calle Real. El Palacio de Justicia era sobrio, decimonónico, con fachada a tres calles. El frontispicio, más ornado y con balcón corrido, y con el escudo patrio campeando en el remate curvo. Las fachadas a Santa Gertrudis y a Santa Casilda, más planas y con hiladas de balcones sin resalte y con artísticos antepechos de forja. Y la trasera daba un patio al que se accedía por un portón grande para carruajes, por el Callejón de la Nava.
Don Atreo, era el Juez de Azabal, y tristemente no hay nada más injusto que un Juez que se malvende.
Mares en calma que huelen a amor
Sólo la imaginación habita en las pérdidas.
Vacíos que llenamos con delicadeza.
Lagunas de bello descuido.
Estanques de olvido.
Con ternura recomponemos los ausentes renglones.
Muralla vencida que abraza la hiedra.
Viradas en sepia, mordidas por el polvo y el tiempo.
Recuerdos que sólo con mucha imaginación podemos rememorar.
Mares en calma que huelen a amor.
martes, 9 de julio de 2019
Don Hilarión Centeno
Don Hilarión Centeno Yébenes, era el Alcalde y era el propietario del Gran Colmado de la Milagrosa, unos almacenes donde se vendía casi de todo, colmado que regentaba su mujer, Milagrosa Juto Fuenseco, que era hija de los dueños de la tahona, Tomás Juto y Damiana Fuenseco. La panadería ahora estaba en manos de su hermano Teófilo, de El Colorao, que era como lo llamaban en el pueblo.
Milagrosa era seca como una tarma, ojerosa y de aspecto cerúleo, nada que ver con sus tres hijos, que eran como el padre, enormes, gordos, grandes, vamos tres escuerzos. Los chavales en edad de merecer, trabajaban los tres con la madre en el negocio familiar, atendían las distintas secciones del colmado, Melchor estaba al frente de la ferretería, Gaspar se ocupaba de merceria, ropa y menaje, y Baltasar llevaba con su madre la zona de comestibles. La verdad es que los Tres Reyes Magos de los Centeno, eran responsables y trabajadores. Así con esta tropa en casa y con la lúntriga de su mujer, él se ocupaba de las cuentas de oficina y atendía el Ayuntamiento, un edificio polvoriento a mitad de la Calle Real que no le caía nada lejos del colmado. Don Hilarión, era Alcalde por la dignidad que le daba el cargo y porque era el que sufragaba los convites del día de San Andrés, del día del Carmen y de San Bernabé, el sabia que lo que derramaba por un lado siendo Alcalde, lo recogía por otro por ser el Alcalde.
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